En una inquietante serie de investigaciones, la periodista Sarah Maslin Nir del New York Times denunció el pasado mes un terrorífico trasfondo de un oficio muy específico, el de las manicuras. En las calles de Flushing, en Queens, Nueva York, se ha dado una situación muy particular. Los salones de belleza han proliferado debido a sus bajos costos y al alza en la demanda, al punto de verse dos o tres en la misma manzana. Allí trabaja una multitud de mujeres manicuras, en muchos casos asiáticas o latinas, por salarios que muchas veces no alcanzan el mínimo legal. El número de este tipo de salones se ha triplicado en los últimos 15 años en toda la ciudad de Nueva York.
Para la investigación se recabó el testimonio de 125 empleadas, quienes confirmaron lo que muchos sospechaban pero que hasta ahora no podía asegurarse con certeza. Afirmaron padecer lesiones dolorosas en la piel, toses crónicas, haber sufrido abortos espontáneos y en algunos casos hasta cáncer por su trabajo prolongado en las instalaciones. Uno de los artículos más completos relata el caso concreto de tres manicuras que en un mismo salón de belleza cayeron en la cuenta de estar sufriendo problemas similares: una de ellas sufrió un aborto espontáneo mientras daba un masaje a una clienta, otra sufrió cinco en total, la tercera de las implicadas tuvo un hijo con malformaciones físicas e importantes retrasos cognitivos.
La causa de estos episodios radica principalmente en el alto nivel de toxicidad de los químicos presentes en los cosméticos que utilizan. No es la misma situación para un consumidor que hace uso eventual de estos productos que para una persona que pasa largas y extenuantes jornadas laborales (a veces de 12 horas, señala uno de los artículos) en contacto con ellos. Incluso la ocupación más lucrativa dentro de estos salones de belleza, esculpir uñas falsas de acrílico, supone una de las más dañinas para la salud, debido a la inhalación de gases y vapores de partículas plásticas. Estas nubes de polvo suelen alojar fragmentos en los pulmones, ocasionando sarcoidosis.
Maslin señala: “De los 20 químicos comunes para uñas que ocasionan problemas de salud, y que están enumerados en un folleto que publicó la Agencia de Protección Ambiental, 17 son dañinos para el tracto respiratorio. La sobreexposición ocasiona síntomas como quemaduras en la garganta o los pulmones, problemas para respirar o falta de aliento”. Luego enumera los tres químicos más nefastos y frecuentes, conocidos como el “trío tóxico”. El primero de ellos es el ftalato de dibutilo, plastificante que hace que los esmaltes de uñas y otros productos sean maleables; su uso ya está prohibido para los cosméticos en la Unión Europea ya que se sospecha es un disruptor endócrino, es decir una sustancia capaz de alterar el equilibrio hormonal de una persona. El segundo químico severamente cuestionado es el tolueno, un solvente que lleva a que el esmalte pueda aplicarse de forma uniforme: es cancerígeno, capaz de afectar el sistema nervioso, dañar las funciones cognitivas y renales. También puede afectar durante el embarazo al feto en desarrollo. El tercer componente de este trío tóxico es el formaldehído, agente endurecedor, conocido comúnmente por su uso para embalsamar. Su uso frecuente puede causar cáncer nasofaríngeo.
Otro de los problemas del oficio es la exposición a los hongos y otras enfermedades de la piel. Jornadas intensas de contacto con manos y pies de un sinfín de personas ocasionan que estas trabajadoras deban lidiar con el desarrollo de verrugas y otros trastornos cutáneos.
A partir de la denuncia, Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, anunció la creación de un departamento específico presto a combatir “las prácticas ilegales y las condiciones de trabajo peligrosas” en el sector. Aseguró que se cerrarán los negocios que no cumplan con las leyes, ya sea en el pago de los salarios obligatorios correspondientes, “al margen del estatus migratorio y el idioma que hablen” las manicuras, así como en las regulaciones de salud, exigiéndose la existencia de una ventilación adecuada y el uso de guantes y mascarillas para el trabajo.