Son muchas las razones por las que las películas de Dupieux despiertan esa incomodidad o rechazo viscerales. Quizá la principal de todas sea el comportamiento general de sus personajes, auténticos imbéciles impulsados por unas lógicas siempre primitivas y, en muchos casos, sujetos carentes de las más básicas nociones de convivencia e integración social (así como de instinto de supervivencia).
Hay mucho cine dedicado a los geniales, a los sobresalientes; la crítica de cine pondera muy habitualmente la inteligencia de los personajes por sobre otros atributos. La inteligencia conquista empatía de inmediato, tiende a hacerlo. Y no es que nos falten historias de antihéroes, pero los personajes de Dupieux van más allá y son definitivamente rastreros, abusivos, turbios, petulantes, ególatras. O d...
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