Derek Zoolander y Hansel McDonald –personajes interpretados por Ben Stiller y Owen Wilson– irrumpieron en un desfile de indumentaria femenina del diseñador Valentino en la Semana de la Moda de París el pasado marzo, para promocionar la segunda parte de la película Zoolander. Tras la sorpresa del anuncio, recién a fines de noviembre se dio a conocer el trailer de la secuela, que en su primera semana disponible al público ha generado un revuelo sorprendente; a 15 años de la primera película, se ha convertido en el avance de comedia con más reproducciones de la historia, superando las 52 millones de visitas. El filme, también protagonizado por Will Ferrell, Penélope Cruz, Kristen Wiig, Benedict Cumberbatch y Justin Bieber, muestra el retorno de los retirados supermodelos Derek y Hansel a un mundo de la moda que ha cambiado y en el que deben encontrar un asesino de “gente bella”.
A pesar de la gran expectativa, la película dirigida por Stiller se encuentra bajo la lupa debido a la incorporación de “All” (“todo” en inglés), un personaje transgénero. Sarah Rose, una activista Lgtb estadounidense, inició una petición online invitando a boicotear el estreno de la película en febrero de 2016 porque “el personaje andrógino interpretado por Benedict Cumberbatch es una representación ofensiva de los individuos transexuales”. La protesta, que ya ha conseguido el apoyo de más de 12.500 firmas (el objetivo son 13 mil), está motivada por un diálogo que mantienen Derek y Hansel con Cumberbatch, a quien preguntan si es “un modelo masculino o femenino” y si tiene “perrito caliente o bollito”.
Aunque Zoolander se trata básicamente de una suerte de sátira del mundo del modelaje caracterizado por la frivolidad, Rose explicó que “esta burla caricaturesca es el equivalente moderno de pintar la cara de negro a un actor blanco para interpretar a un personaje de color. (…) Al igual que cualquier persona racional, creo que hay un lugar para el discurso y el humor en la sociedad, pero lo último que la comunidad transgénero necesita en este momento es otra interpretación perjudicial, caricaturesca de nuestras vidas”. También sugirió a la productora Paramount Pictures que si lo que querían era “proporcionar un individuo transexual de la industria de la moda, podrían haber invitado al filme a modelos como Andrea Pejic”.
Esta controversia dejó abierto el debate sobre cuáles son los límites de la libertad de expresión del cine como manifestación artística o medio de comunicación y los límites del humor. Lisa Durden, bloguera experta en cultura pop, no está de acuerdo con el trailer y considera que no está bien que la industria represente negativamente a cualquier grupo o cultura, sino que debe acogerlos y respetarlos: “Puede ser demasiado tarde para retirar la película, pero el boicot sin duda pondrá a Hollywood sobre aviso para futuras películas, para ser conscientes de estos personajes estereotipados”. Por otro lado, la abogada y defensora de causas Lgtb estadounidense Ángela Giampolo declaró a la cadena Fox que “Zoolander no es el medio por el cual deberíamos estar enseñando la tolerancia y/o educando a las masas sobre cuestiones transgénero”.