La imaginación infantil, como la literatura, suele ser refugio ante el desamparo. Esto es obvio para quienes pasamos en la niñez algún tipo de carencia emocional o económica. Quizás, aunque su tragedia nos sea ajena a la mitad de los humanos, ese sea un punto en común para empezar a entender a Clara, protagonista del último libro de Teresa Puppo (1952). Puppo es una artista multimodal cuya obra plástica y literaria tiende a indagar en el rol de la historia familiar y el género como constructores de la identidad individual.
Agua de charco, agua de río, agua de barro no es ninguna novedad temática. Se nos narra la historia de Clara, una niña, aparentemente huérfana, que vive con su tía en un humilde poblado campestre. A nivel técnico, funciona como una novela, aunque algunos momentos parezca...
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