La dimensión de la crisis política desatada por el clientelismo en la represa de Salto Grande aún no puede calcularse cabalmente. Habrá que esperar, por lo menos, a la interpelación prevista para el 3 de octubre y sus consecuencias. Pero los movimientos de las últimas semanas permiten ir calibrando sus efectos en el cerno del gobierno y de los partidos Nacional y Colorado. El principal cimbronazo, por supuesto, es la renuncia de quien fuera desde abril de 2020 el presidente de la delegación uruguaya en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM), Carlos Albisu.
La suya no es cualquier caída. Es la primera renuncia forzada políticamente de un jerarca de gobierno perteneciente a la Lista 404 (candidato a intendente de Salto en las pasadas elecciones y, al menos hasta su renuncia, también...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate