El gobierno de Javier Milei avanza en el desmantelamiento del Estado construido por radicales y peronistas durante los últimos 100 años, con la única oposición de sus propias internas partidarias. Mientras tanto, ni el peronismo, ni la Confederación General del Trabajo (CGT), ni los movimientos sociales, surgidos y fortificados en las últimas dos décadas, logran convertirse en referentes de oposición con un proyecto alternativo.
Entre el desfinanciamiento de los comedores populares y la causa judicial por malversación de fondos públicos contra media docena de movimientos territoriales de desocupados ligados a la izquierda y al peronismo, las agrupaciones sociales no atinan a enfrentar al gobierno con argumentos y alternativas viables. La CGT no se decide a encabezar la resistencia contra l...
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