El placer del texto - Semanario Brecha
Cultura Suscriptores

El placer del texto

Cuando la semiótica arribó al campus de la universidad de Brown en los tempranos ochenta, Madeleine Hanna quiso indagar en esa suerte de moda intelectual que subyugaba a sus compatriotas. Para una fina degustadora de novela inglesa, aquel seminario que traía la novedad de nombres como Derrida, Culler y Eco no hacía más que atentar, casi con ligero resentimiento, contra la figura del autor y su responsabilidad en la genialidad de la obra. Hasta que descubrió a Barthes y su “discurso amoroso”, y bajo esa luz quiso leer –o más oportunamente, “deconstruir”– su relación con Leonard, un estudiante de ciencias de personalidad intensa, a veces retraída, a veces avasallante, siempre a merced de su veleidosa química interior. Un encantamiento contra el que Mitchell Grammaticus –otro estudiante aven...

Artículo para suscriptores

Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social

Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.

Suscribite ahora

¿Ya sos suscriptor? Logueate

Artículos relacionados

Edición 2003 Suscriptores
El cambio climático y el drenaje montevideano

Tricentenario desde la alcantarilla

Edición 2003 Suscriptores
La JUTEP postergó la discusión sobre declarar omiso a Sartori por segunda vez

El esquivo

Edición 2003 Suscriptores
La opaca trama empresarial detrás de una transacción inmobiliaria en la costa de Canelones

La cancha, el colegio y los caballeros

Edición 2003 Suscriptores
Los intentos sistemáticos para modificar la ley de violencia basada en género

Sin inocencia