Para un deportista, fumar marihuana podría ser letal. Pero no por cuestiones de salud, sino por las rígidas normas dictadas por los organismos deportivos en lo que refiere a políticas antidopaje en la mayoría de las disciplinas. En 2012 la luchadora olímpica estadounidense Stephany Lee dio positivo y fue suspendida durante un año, y tuvo que ver la competencia olímpica desde el televisor de su casa. El judoka estadounidense Nick Delpopolo también había sido enviado de vuelta a su país durante los Juegos Olímpicos de Londres, por la misma razón. En 2015 el medallista paralímpico ruso Alexander Zverev fue suspendido por nueve meses. El atleta, de 25 años, competía en la categoría T13 de pruebas de velocidad para deficientes visuales. Lo que seguramente no tuvo en cuenta el comité que impuso la sanción es que la marihuana es utilizada por muchos pacientes con problemas de visión, como terapia medicinal para tratar enfermedades como el glaucoma, ya que disminuye la presión ocular. Una suspensión por un año para un atleta olímpico es lo suficientemente grave como para llevarlo a perder oportunidades únicas e irrepetibles; como se sabe, el período de plenitud de un deportista dura tan sólo unos pocos años.
La buena noticia es que la agencia mundial antidopaje (Wada por sus cifras en inglés) cambió las reglas en cuanto a los atletas consumidores de cannabis. Ahora la cantidad de Thc permitida por mililitro de sangre es diez veces mayor, aumentando de 15 nanogramos hasta 150. De esta manera los deportistas pueden fumar hasta unos días antes de las competiciones, y pueden retomar el consumo después de finalizadas.
Pero la rigidez en cuanto al consumo durante la competencia continúa siendo similar. Si el límite es sobrepasado, los consumidores pueden ser suspendidos por aproximadamente seis meses. Corresponde señalar que el cambio no se da por una mayor aceptación de la sustancia por las autoridades olímpicas, sino porque la situación de alguna manera parece haberlas sobrepasado. De mantenerse las exigencias, habrían sido muchísimos los atletas olímpicos suspendidos, lo cual no hubiera sido beneficioso para la competición. Quienes quizá sirvieron como parteaguas para el cambio han sido por un lado el nadador Michael Phelps, máximo ganador de medallas en la historia de los juegos, y Usain Bolt, el corredor más rápido del mundo; ambos han declarado ser asiduos consumidores de marihuana.
Lejos va quedando la idea de que el consumo de cannabis es perjudicial para la salud y que supone una afrenta al espíritu deportivo; por el contrario, cada vez es mayor la cantidad de atletas que utilizan la marihuana por sus beneficios inmediatos tanto a nivel físico como mental, ya que les sirve como antiinflamatorio –como buen vasodilatador, favorece la circulación sanguínea y relaja los músculos–, para incrementar su resistencia y para aumentar su capacidad pulmonar, permitiéndoles inhalar una mayor cantidad de aire.
En una entrevista para la cadena de televisión estadounidense ABC, Tas Pappas, uno de los mejores skaters de todo los tiempos, se preguntaba cómo iba a convertirse el skateboarding en una disciplina olímpica –está previsto que tendrá su debut olímpico en Tokio 2020– de continuarse la prohibición, y advierte que muchos de los mejores skaters directamente evitarán ir a competir por esa razón: “Muchos chicos ejecutan sus pruebas drogados y, si tuvieran que dejar de fumar por la competencia, eso afectaría su actuación”.