Marcelo Viñar falleció el miércoles en Montevideo. Pocos días después de Pepe Mujica. Forman parte de la generación de los «puros y sinceros», de aquellos que saben que el camino se inventa caminando, me escribe una amiga.
Acabo de enterarme. He perdido a un amigo, un compañero, un hermano desde hace muchos años. Cincuenta años. Conocí a Marcelo en Ginebra en 1977, cuando habló de la tortura de la que había sido víctima. Sobre la que rara vez hablaba. Marcó su cuerpo, su vida, su actividad como psicoanalista y su compromiso político en Uruguay, luego en su exilio en París y, finalmente, de regreso a su país.
Conoció el exilio forzoso.
A menudo nos distraemos cuando escuchamos una conferencia. ¡Hay tantas conferencias! Además del ruido de los medios de comunicación, que nos llenan la cabeza y el alma.
Guardo un vívido recuerdo, un acontecimiento en 1977. Un encuentro. Algo muy importante dicho por alguien que tomaba el riesgo de decir. Tenía que entender lo que decía, con aquella voz tranquila y profunda. Me ha llevado toda la vida y todavía no terminé de entender la tortura, esa demolición de los cuerpos que busca aterrorizar a la sociedad para que se oculte, para que se someta a la «violencia del Estado» (según sus palabras).
Marcelo me hizo conocer a Mario Benedetti, gran poeta uruguayo, obligado al exilio en la época negra de las dictaduras.
Marcelo Viñar y su esposa Maren (Ulriksen de Viñar), aún viva pero muy enferma, han acompañado una larga trayectoria de luchas y de construcción de una reflexión y de un saber que pertenece a todas las universidades, libres de fronteras. ¡Hay muchas! Escribieron un libro importante, Exilio y tortura.1
Participaron en la publicación coordinada por la psicoanalista argentina Janine Puget, Violencia de Estado y psicoanálisis (1989). Estuvieron a nuestro lado en la fundación del Grupo de Ginebra, en los seminarios y los coloquios organizados en relación con el movimiento de asilo, como Violencia y Derecho de Asilo en Europa; en las Jornadas Europeas sobre el Derecho de Asilo entre Lausana, Bruselas, Roma y Ginebra; en la actividad Exilio, Creación, Filosofía y Política, del programa del Colegio Internacional de Filosofía, y en Filosofía y Ciudadanía Contemporánea en Suiza (Ginebra, Lausana), en Chile, en Estambul y luego a distancia desde Montevideo.
Ya lo extrañamos. Aún está aquí. Rindámosle homenaje a la distancia.
- Traducido al español y publicado como Fracturas de memoria. Crónicas para una memoria por venir, Trilce, Montevideo, 1993. De libre acceso en archive.org/details/fracturas-de-memoria-con-tapa. ↩︎