La Stasi comenzó a funcionar el 8 de febrero de 1950, convirtiéndose en un aparato que logró inmiscuirse en cada resquicio de la vida de los habitantes de la República Democrática Alemana. Atravesaba paredes, subvertía relaciones, convertía a todos en sospechosos de todos. El totalitarismo de la rda no se caracterizó tanto por la crueldad del terror sino porque el Ministerio para la Seguridad del Estado, a través de su policía secreta, fue una máquina controladora de la vida de las personas y sus oportunidades.
Con la caída del muro en 1989, la Stasi no se desarticuló de inmediato. De hecho sus agentes estuvieron días destruyendo archivos (conociendo la obsesión germana por el orden y el registro, se puede sospechar que fue mucho material) para así preservar la identidad de sus colaboradores.
Había trituradoras de papel, pero en la rda la tecnología era escasa y no funcionaban bien. Eso enlenteció sobremanera el proceso de destrucción, que tuvieron que terminar a mano. Rompían y guardaban en bolsas, pensando que luego podrían descartar los restos. Pero en las calles los manifestantes exigían el cierre del ministerio, temiendo justamente, la destrucción de esos archivos. Incluso ocuparon edificios de la Stasi para impedirlo. El 4 de diciembre de 1989 en Erfurt, Rostock y Leipzig, y el 15 de enero de 1990 en Berlín, la Stasi dejó de funcionar y las bolsas llenas de papel picado quedaron en manos de la Comisión Federal para los Archivos del ex Ministerio de Seguridad Nacional de la ex rda. Más de una vez se ha cuestionado a la comisión, porque empleaba personas que habían sido miembros de la Stasi.
Recibir algo así como 15 mil bolsas de papel picado debe de haber motivado (tal vez por la misma obsesión por el orden y el registro) a los archivistas, que se propusieron armar el rompecabezas más grande del mundo. El trabajo comenzó en 1995. Eran, calcularon, 600 millones de piezas para reconstruir archivos de 40 años de espionaje social, lo producido por sus 90 mil agentes y unos 170 mil informantes. No es tan raro que Wolfgang Schmidt, ex agente de la Stasi, haya mencionado el año pasado que lo que actualmente hace la Agencia de Seguridad Nacional (nsa) de Estados Unidos, espiando al mundo entero a través de Internet, “es un sueño hecho realidad”.
En abril de 2007 la tarea de reconstrucción de los documentos fue asignada a la sociedad científica Fraunhofer ipk, que desarrolló el programa informático E-Puzzler, “tecnología para reconstrucción virtual”. El software ayuda, pero no resuelve todo el trabajo, que equivale a 111 quilómetros de documentos.
Según el último informe de la agencia, del 30 de junio pasado, se han procesado más de un millón y medio de fichas, más de un millón de fotos, microfilmes y diapositivas, y la friolera de 19.500 grabaciones de video. La comisión recibió casi 7 millones de solicitudes entre 1992 y 2013, y en el primer semestre de este año 32.459 personas más solicitaron sus fichas. Con el paso del tiempo cada vez más gente investiga su propia vida a través del ojo de la Stasi.
Recordemos que en 2013 en Uruguay se entregaron 4 mil archivos de la dictadura, que pasaron de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia a custodia civil; tal vez pronto también podamos investigar lo que otros investigaron sobre nosotros