Fue reticente a utilizar su vida de manera evidente como materia para su obra de ficción. Rehuyó con constancia la escabrosa tentación de la autobiografía y se limitó a odiar con intensidad los libros que otros escribieron sobre ella. Luego de su muerte, en 2004, su hijo David esperó todavía una escrupulosa década para editar sus diarios. Sin embargo, los puntos más altos de este libro se apoyan en hechos íntimos, como si el ejercicio esporádico de la ficción breve se produjera solamente en momentos de guardia baja. Por eso en esta recopilación de textos, que parecen haberse acostumbrado a estar juntos luego de una larga beligerancia, hay trazos de un boceto que podría titularse: posible retrato de Susan Sontag por ella misma.
Susan Lee Rosenblatt, concebida en China, nacida el 16 de enero...
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