En plena crisis pandémica, Alemania pone freno al gasto europeo - Semanario Brecha
En plena crisis pandémica, Alemania pone un freno al gasto europeo

Amarretes

Mario Draghi. Presidente saliente del BCE junto a su sucesora, Christine Lagarde en Frankfurt en octubre de 2019 / Foto: Afp, Boris Roessler

Esta semana, el Tribunal Constitucional Federal alemán falló contra la política monetaria expansiva que el Banco Central Europeo (Bce) siguió en los últimos años, que permitió una mayor liquidez a los Estados miembros de la Unión Europea (UE) tras la crisis de 2008 y la aplicación a rajatabla de políticas de austeridad. La Justicia alemana se reservó con esta sentencia el derecho de indicar al Bundesbank (el banco central alemán) si puede participar o no de los esquemas de compra de deuda soberana ejecutados por Bruselas dentro de la eurozona. Se trata de un golpe brutal para la UE, dado por su miembro más poderoso.

El contexto de este fallo es la negociación en el seno de la Unión para que sea ella, y no sus Estados miembros, la que emita “eurobonos” que permitan afrontar colectivamente el gasto ocasionado por la crisis del coronavirus en Europa, cosa que Alemania y Holanda resisten. La política monetaria ha sido uno de los puntos más conflictivos en los últimos 15 años de la UE, y Alemania ha tenido históricamente la postura de imponer recortes de gasto y otras medidas de “austeridad” a sus vecinos del sur.

La sentencia no menciona los programas de compra de deuda vigentes en la actualidad, ya que se centra sólo en el programa usado por el Bce entre 2015 y 2018. Pero, según el economista Lucas Guttenberg, del think tank berlinés Jacques Delors Centre, hay una vuelta de tuerca en el pronunciamiento alemán: “el fallo establece una serie de criterios para establecer la legalidad del programa de compra de deuda”, con base en un examen de proporcionalidad entre los beneficios en materia de política monetaria europea que se conseguirían con las compras decididas por el Bce y los efectos colaterales en otros flancos económicos que esas operaciones producirían. Pero, apunta Guttenberg, los criterios manejados por la Justicia alemana “son mucho más restrictivos que los que suele aplicar el Tribunal de Justicia de la UE”, el órgano comunitario encargado de darle el visto bueno al Bce. Esto hace previsible un ida y vuelta entre Alemania y las instituciones europeas ante cada decisión de política monetaria, con consecuencias impredecibles.

El economista alemán y presidente de la Hertie School of Governance de Berlín, Henrik Enderlein, cree que el fallo “pone en cuestión la independencia” del ente monetario europeo. “Esto es grueso. La sentencia insiste en que la independencia del Bce termina cuando este empieza a hacer ‘política económica’ y ya no ‘política monetaria’.” El problema, apuntó Enderlein en sus redes sociales, “es que el límite entre estas no puede ser definido”: “El Tribunal Constitucional alemán parece económicamente ingenuo, pero lo que hace es deliberado y casi perverso. Quiere decidir él dónde está el límite”. El economista fue más allá, al señalar que la intención de los jueces sería que el Bce “internalice el pensamiento ordoliberal”, la versión alemana del neoliberalismo, “para no tener que volver a fallar sobre esto en el futuro”. “La línea del Bce de hacer ‘lo que sea necesario’ para paliar la crisis ya no va a funcionar, a menos que quiera entrar en conflicto con el Tribunal Constitucional y el público alemán. Esto lo debilitará políticamente y ante los mercados. Desde el punto de vista de la integración europea, es un desastre”, resumió Enderlein.

Su colega Daniela Gabor, doctora en Finanzas de la Universidad del Oeste de Inglaterra, bromeó esta semana en Twitter: “Me alegra no ser politóloga, porque tendría que explicar por qué un país está volando por los aires un arreglo político que realmente juega a su favor”. En una columna de este miércoles en El País de Madrid, la experta en derecho europeo Dolores Utrilla Fernández Bermejo concluye que “el tribunal constitucional alemán ha hecho saltar por los aires cerca de setenta años de diálogo leal” con el Bce y “ha socavado abiertamente la autoridad de la jurisdicción europea en un contexto de crisis sin precedentes para la UE, abriendo el camino a potenciales conductas disidentes en otros Estados miembros, como Polonia y Hungría”. Resulta por lo menos curioso que Alemania esté afirmando su soberanía contra unas instituciones europeas que hasta ahora siempre le han hecho los mandados. La crisis de la UE parece nunca detenerse.

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