Una subcomisión trabajó en Cuba en esa materia a lo largo de más de dos años, a pedido de diversas organizaciones sociales de mujeres y de los grupos Lgtb que se decían “no representadas” en las discusiones sobre los tres primeros puntos de la agenda de negociación –desarrollo agrario, participación política y drogas ilícitas–. Las asociaciones de mujeres enviaron a Cuba una delegación que trabajó junto con los representantes de la guerrilla y el gobierno. “Es la primera vez que la voz de las mujeres es tenida en cuenta en todos los temas en un acuerdo de paz. E inédito, no sucedió así en ningún proceso de paz en el mundo. Si el país entendiera la dimensión del asunto, lo estaría celebrando, como cuando se dio el anuncio del fin del conflicto”, declaró a la página web VerdadAbierta.com Adriana Benjumea, directora de la Corporación Humanas, integrante de una de las comisiones que voló a La Habana. “Comparado con acuerdos de los años noventa, hay avances gigantes y se ven las luchas de las organizaciones de mujeres y las agendas internacionales que presionan por un enfoque de género. Enfoque que no es fácil de identificar en ejércitos de orden patriarcal”, afirmó a su vez María Eugenia Vásquez, de la Red de Mujeres Excombatientes de la Insurgencia y ex militante del M-19, un movimiento que tras su desmovilización, décadas atrás, sufrió la matanza de decenas de sus integrantes.
Concretamente, se anunció la creación de una comisión encargada de investigar hechos de violencia sexual y catalogarlos como delitos específicos no amnistiables, y otra para analizar cómo el conflicto afectó a las mujeres. “Nos alegra que se reconociera que la violencia sexual no es un hecho aislado sino un delito de guerra que no debe ser amnistiado”, dijo Claudia Mejía, directora de Sisma Mujer.
Los acuerdos contemplan, por otra parte, la necesidad de permitir el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra, y a subsidios y créditos para su explotación. Fátima Muriel, presidenta de la Alianza Departamental de Mujeres Tejedoras de Vida en el Putumayo, dijo a VerdadAbierta.com: “Acá la mayoría de la tierra está a nombre de los esposos. Cuando los asesinaron, las mujeres se quedaron sin títulos y sin acceso a crédito, ni pueden acceder a ningún proyecto productivo. Hemos pedido que los mismos miembros de la mesa vengan acá a revisar las condiciones de pobreza en las que viven esas mujeres”.
Las organizaciones de mujeres lamentaron que la mesa de negociación montada en la capital cubana estuviera integrada únicamente por hombres. “Eso ya no es corregible, pero logramos que cuando se comience a discutir la implementación concreta de los acuerdos haya representación femenina”, dijo Vásquez. También consiguieron que se admitiera la carencia de una visión de género en los actuales sistemas de protección. “Han sido pensados para los hombres, cuando en realidad existen riesgos diferenciados. Mientras a los hombres se les ataca su vida, por lo general en el caso de las mujeres atentan contra su integridad sexual o contra sus familias”, declaró a la publicación digital Diana Esther Guzmán, investigadora en temas de género de DeJusticia.
Las Farc organizaron unas rondas de consultas con mujeres en distintas zonas de Colombia, a algunas de las cuales accedió VerdadAbierta.com. “Hablemos de los acuerdos de paz entre mujeres. Un diálogo con las insurgentes necesario para la paz”, se llamaron esas discusiones, que se realizaron en 30 municipios. En Bogotá tuvieron lugar en la Biblioteca Nacional, desde donde el público podía formular preguntas a dos de las delegadas de la guerrilla que participaban en la subcomisión de género en Cuba, Victoria Sandino y Manuela Marín. Una mujer interrogó a las guerrilleras sobre cómo prevenir la violencia de género en las zonas de concentración de las Farc, para evitar que se repitan escenas como las vividas en experiencias de paz anteriores. “Hemos tratado el tema y decidimos que de las nueve personas que harán parte de los equipos tripartitos de verificación, cinco deben ser mujeres. En cada región camaradas nuestras se encargarán de tareas de verificación. Igual existen reglas internas que impiden que esa violencia sexual pase”, respondió Sandino. La mayor cantidad de preguntas tuvo que ver con la participación política de las “mujeres farianas”. “Ese es uno de nuestros grandes retos. No queremos volver a los roles tradicionales, no vamos a dejar el fusil por la cacerola. En eso estamos trabajando en todos los campamentos, para no perder los derechos políticos. Queremos estudiar, abordar muchos temas que van a ser un aporte a nuestro movimiento político. Estamos trabajando en nuestra propia teoría sobre el feminismo insurgente”, dijo la guerrillera.