X Bienal de Salto En un país tan centralizado como el nuestro, una ambiciosa convocatoria cultural “desde el Interior” resulta, como mínimo, atendible. Si a eso le sumamos las notorias carencias de políticas culturales en lo que a artes visuales se refiere, un mercado desalentador y esfuerzos individuales muchas veces devenidos en camarillas, un proyecto de articulación de actividades iniciado en abril y que incluye en su agenda un concurso y el correspondiente salón expositivo, parecería una verdadera hazaña. La bienal y los circuitos e insumos generados desde una múltiple agenda, alentada por una selección de obras que vale la pena atender en sí mismas, delatan asimismo un contrapunto entre la melancólica memoria y la calculada y lúdica intrascendencia.
El 28 de setiembre, en el hermos...
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