El original estilo de los animadores franceses Hélène Giraud y Thomas Szabo consiste en la elaboración digital de simpáticos insectos y su incorporación a paisajes reales filmados especialmente para la ocasión. El resultado es de un extraño realismo, la naturaleza se torna una presencia envolvente y poderosa, a menudo bella pero también por momentos opresiva. La caracterización de los insectos es curiosa, no existen diálogos e interactúan entre ellos mediante pitidos o extraños sonidos inventados. Otro rasgo interesante es que no hay diferencias entre los distintos individuos de una misma especie, y por menor que pueda parecer, esto resalta un mérito: a pesar de la ausencia de voces y de rasgos físicos característicos, en todo momento sabemos cuál de los personajes es el que está en el cuadro, lo cual resulta elocuente acerca de un lenguaje audiovisual perfectamente desarrollado y afinado. La expresividad de los insectos es sobre todo corporal: ojos enormes y curiosos y a veces una pequeña trompa son sus únicos rasgos “faciales”, y aun así sus intenciones y sus sentimientos suelen inferirse, en una notable articulación de movimientos, sonidos y lo que se sucede en el contexto.
Minuscule es una serie de cortos para tevé que realmente vale la pena ver para entrar en contacto con la producción precedente de estos notables creadores (están a disposición en Youtube). Esta película1 supone la adaptación de este universo al largometraje, y relata la historia de una mariquita o vaquita de San Antonio (cuyo sexo se desconoce) que, como señala un letrero introductorio, batallará contra las temibles hormigas rojas. Así es que se presenta una aventura en la que este mínimo protagonista separado accidentalmente de su familia salva a un grupo de hormigas negras de la muerte, es adoptado por ellas y finalmente se ve envuelto en una batalla feroz contra un interminable ejército de amenazantes hormigas coloradas. La acción se despliega notablemente: hay una persecución a través de tierra y agua imparable y trepidante, y el asedio al hormiguero por parte del ejército atacante recuerda a los mejores tramos de la segunda entrega de El señor de los anillos, con ocurrencias geniales, como el armamento que traen las hormigas rojas, que incluye escarbadientes y un espray insecticida, muy superior al esgrimido por las hormigas negras, armadas de cotonetes y fuegos artificiales, entre otros objetos aparentemente inútiles.
El despliegue visual de esta atípica coproducción franco-belga amerita que la película sea vista en la pantalla grande: se trata de ese cine familiar perfectamente disfrutable tanto por los más chicos como por padres o abuelos. Además es realmente un soplo de aire fresco esta animación en la que no se recurre a esa sobreabundancia de guiños para adultos y personajes verborrágicos e insoportables a lo Dreamworks, y donde la función esencial, la de contar una historia, se encuentra perfectamente contemplada y desarrollada.
1. Minuscule. La vallée des fourmis perdues. Francia/Bélgica, 2013.