Gaza otra vez bajo fuego: Escenas de una masacre en Ramadán - Semanario Brecha
Gaza otra vez bajo fuego

Escenas de una masacre en Ramadán

A diez días del rompimiento de la tregua por parte de Israel, en las calles de Gaza, los palestinos juntan los cuerpos destrozados por los bombardeos en bolsas de plástico mientras ahuyentan a los perros callejeros. Los sistemas de rescate y asistencia están completamente derruidos tras 15 meses de genocidio.

Cortejo fúnebre de Amir Hussein y su hijo, asesinados en su apartamento por misiles israelíes, en su apartamento / AFP, Eyad Baba

Oday al Zaigh estaba con su amigo y vecino, Motasim Zain Eldeen, en el centro de la ciudad de Gaza. Corría la tarde del lunes 17 de marzo y los amigos hablaron con orgullo de cómo los vecinos de la barriada de Al Moghrabi habían limpiado las calles y reconstruido todo lo que pudieron en las últimas semanas, cómo habían hecho todo lo posible para volver a embellecer el barrio, gravemente dañado por los ataques israelíes durante 15 meses de genocidio. Después de irse cada uno por su lado, Al Zaigh se acostó a dormir, hasta que a las dos de la mañana lo despertó abruptamente la repentina reanudación de los ataques israelíes.

«Abrí los ojos en el momento en que me caía al suelo y partes del techo y vidrios rotos de las ventanas se me cayeron encima», le dice a +972. «Las llamas de la explosión iluminaron todo el apartamento. En ese momento pensé que estaba muerto.»

Al darse cuenta de que todavía respiraba y que su casa era el objetivo del bombardeo, Al Zaigh temió que un segundo ataque aéreo fuera inminente. Encendió la linterna de su teléfono, se levantó y se apuró a sacar los escombros que habían caído encima de sus nueve hermanos y sus padres para poder salir todos a la calle.

«Saqué una piedra grande que había caído sobre el pecho de mi madre, la agarré de la mano y la arrastré por la escalera», relató Al Zaigh. «Justo afuera de nuestra puerta principal, nos encontramos con el cuerpo de una mujer cortado por la mitad. Mi madre se desmayó.»

Mientras Al Zaigh observaba la destrucción a su alrededor, vio más cuerpos desmembrados esparcidos por la calle. Junto con sus vecinos, se puso a recoger las distintas partes humanas y a meterlas en bolsas de plástico.

«El olor a sangre y carne llamó a los perros callejeros», explica entre lágrimas. «Durante dos horas les tiramos piedras y vigilamos los cadáveres hasta que llegó una ambulancia. Pero solo tenían espacio para llevarse a los heridos; se negaron a llevarse los restos de personas.»

Cuando llegó la luz de la mañana, Al Zaigh y sus vecinos se dieron cuenta de que había aún más cadáveres esparcidos por la calle. Se sorprendió al reconocer a uno de ellos. «Encontramos la mitad superior de un cuerpo desfigurado a 100 metros de la casa atacada», explicó. «Mi amigo Motasim.»

Israel anunció más tarde que el objetivo del ataque era Abu Obeida al Yamasi, una importante figura política de Hamás. «Incluso cuando quieren matar a una persona específica, su objetivo es destruir todo lo posible y matar a más gente, para obligarnos a abandonar nuestra tierra», dijo Al Zaigh. «Me evacué [durante el último año y medio] al sur de Gaza, pero nunca más volveré a dejar mi casa.»

CADÁVERES POR TODOS LADOS

A la 1.40 de esa misma madrugada, Fouad Saqalla, de 46 años, se despertó en su casa en la ciudad vieja de Gaza para prepararse para el suhur, la última comida de la noche antes del ayuno diurno del Ramadán. Estaba a punto de despertar al resto de su familia cuando una serie de ataques aéreos alcanzó un edificio cercano.

«Había escombros cayendo por todos lados; algunos cayeron sobre el colchón donde estaba durmiendo», cuenta a +972. «Pensé que estaba teniendo una pesadilla hasta que mi hijita Hala, de 7 años, se agarró de mi pierna y empezó a llorar a los gritos.»

Cuando Saqalla salió de su casa también se encontró con una escena de matanza. «Había cadáveres por todos lados», dice. «Me recordó a los primeros días de la guerra en 2023, cosas de las que todavía estoy tratando de recuperarme.»

Azza al Nashar, de 19 años, vive en una casa cercana a la de Saqalla. Estaba recitando el Corán cuando comenzó el bombardeo. «La tierra tembló y el ruido de las explosiones fue terrible», relató. «Durante varios minutos no pude mover el cuerpo por miedo.»

La primera preocupación de Al Nashar y su familia era la seguridad de Mohammed, su tío. Mohammed había instalado una carpa en la azotea del edificio para vivir con su esposa, Sabreen, y sus cuatro hijos después de que su casa en el mismo barrio fuera destruida por los ataques aéreos israelíes del año pasado.

«Mis otros tíos y los vecinos corrieron al techo para ver cómo estaba», le cuenta Al Nashar a +972. «Lo encontraron abajo de pedazos de una pared destruida. Gracias a Dios sobrevivió con heridas leves».

Por casualidad, Sabreen y los niños se habían alojado en la casa de su familia en otra parte de la ciudad de Gaza y sobrevivieron la noche. «Todos tenemos mucho miedo y no queremos volver a perder a más gente», dice Al Nashar.

Mahmoud Basal, portavoz de la defensa civil de Gaza, le dice a +972 que el martes 18 durante la madrugada las fuerzas israelíes lanzaron más de 100 ataques simultáneos contra viviendas residenciales, refugios y carpas que albergaban a personas desplazadas de toda la Franja de Gaza, con lo que mataron a al menos 400 personas e hirieron a 600, la mayoría de ellas mujeres y niños.

«Es una de las masacres más horribles [de la guerra]», dijo. «Los equipos de defensa civil y los equipos médicos trabajaron al máximo de su capacidad, pero se enfrentaron a graves dificultades debido a la falta de maquinaria pesada y de vehículos y a los bombardeos constantes en las zonas donde estaban trabajando.»

Los ataques de Israel contra Gaza no han parado en diez días y el número total de muertos desde el martes 18 por la madrugada supera los 700 al momento de publicarse este artículo. «El sistema médico está completamente sobrepasado por la falta de recursos», se lamenta Basal. «La situación exige una acción global inmediata para proteger a los civiles inocentes de nuevas masacres.» 

(Publicado originalmente en +972 Magazine y en hebreo en Sikha Mekomit. Traducción de Brecha.)

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