Pablo Conde en el MNAV
El arte uruguayo ha manifestado escaso interés por ciertas manifestaciones de cultura popular. Puede encontrarse un significativo imaginario en torno al tango y alrededores, pero difícilmente ocurra lo mismo con relación al Carnaval y al fútbol. Esta última épica colectiva, esa “pasión de multitudes” según reza en el trajinado paradigma, ha tenido escasos ejemplos valorables. Y unos cuantos ciertamente penosos. Cerca de 1919, Carmelo de Arzadun pintó “Partido de fútbol”, un maravilloso óleo que mostraba el hasta no hace mucho frecuente partido de campito. Con el brillante cromatismo planista, con una prodigiosa interacción de fuerza detenida y áspero lirismo, plasmaba el clásico ritual. Hacia 1970, Daniel Heide, también dentro de lo pictórico concreta otra estimable...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate