Escudos humanos en la partición de Siria - Semanario Brecha

Escudos humanos en la partición de Siria

Después de la fallida operación “crisis de refugiados sirios I”, que utilizó el cuerpo del pequeño Aylan Kurdi como imagen, los organizadores de la guerra lanzan la operación “crisis de refugiados II”, mostrándonos los pies descalzos de los niños en los campos de acogida, inundados en el agua y en un sufrimiento indecible.

Después de la fallida operación “crisis de refugiados sirios I”, que utilizó el cuerpo del pequeño Aylan Kurdi como imagen, los organizadores de la guerra lanzan la operación “crisis de refugiados II”, mostrándonos los pies descalzos de los niños en los campos de acogida, inundados en el agua y en un sufrimiento indecible, con un solo objetivo: convencernos de que el mejor lugar para reubicar a los huidos de la guerra es Turquía, ya que esto mejoraría sus condiciones de vida.

Se trata de otro cuento que oculta la “solución final” del Estado sirio, puesta en marcha por Estados Unidos y Turquía: Barak Obama –que la dirige desde atrás (“leading from behind”)– tiene que “ganar la guerra” para salvar a los demócratas en las elecciones presidenciales de noviembre y, de paso, convertir a la Unión Europea en rehén de Turquía, otro de sus “clientes” en la Unión, como lo son Rumania y Polonia. Bruselas, que había asignado a Turquía el papel de Estado tapón con los países de Oriente Medio, tendrá que inventarse nuevos pretextos para impedir la entrada de los turcos en su fortaleza.

LIBANIZACIÓN DE SIRIA. En varias fases, lo que se está organizando es lo siguiente:

  • Deportar a los refugiados no sirios a sus países, a pesar de que éstos sigan en guerra –Irak y Afganistán–, o a algún territorio limbo, por dos motivos: con su mera presencia están desenmascarando la mentira de la democratización de sus países tras las invasiones militares y, al no ser cualificados, no serán útiles para Europa.
  • Trasladar a miles de sirios a su país y no a Turquía. Allí harán de escudo humano, como ha propuesto el general estadounidense John Keane, en una zona de exclusión que se está creando en la frontera con Turquía, donde se alojará también a los yihadistas y a los rebeldes huidos de los bombardeos rusos. Se fundará un califato “moderado” de la extrema derecha islámica, que servirá de trampolín para controlar el resto del país. El alto el fuego declarado estas semanas justamente pretende dar la sensación de que el nivel de violencia ha bajado y, por lo tanto, la paz está a la vuelta de la esquina.
  • Así, Turquía no sólo impediría una autonomía kurda siria (cuyo avance militar debilitaba a los yihadistas financiados por Erdogan), sino quizás en el futuro también pueda anexionar el codiciado Alepo.

 

John Kerry insiste en que “mientras Asad se encuentre en el poder no se podrá parar la guerra”. Incluso ya habla de un plan B, que consistirá en una intervención militar masiva en Siria, convirtiendo a sus 18 millones de habitantes en daños colaterales de sus intereses infames.

Dice Robert F Kennedy Jr que su país utiliza a los yihadistas para eliminar a Bashar al Asad, con el fin de construir un megagasoducto que partiría de Qatar para atravesar Arabia Saudita, Jordania, Siria y Turquía. Así pues, Washington debilitaría a Rusia e Irán, otorgando su lugar en el mercado de gas mundial a Qatar, una semicolonia de Estados Unidos.

Henry Kissinger, al igual que el ex comandante de la Otan Almirante Stavridis, abogan por la partición del país en regiones autónomas, estrategia que suele incluir una limpieza étnica de personas que estén en la “región equivocada”. La falsa federación impuesta desde el extranjero desembocará inevitablemente en una libanización de Siria en las siguientes décadas.

  • Que Rusia esté replegando sus fuerzas militares –sin haber liberado Alepo– significa que la nueva situación ha sido negociada y pactada con Moscú, o bien que de esta forma Rusia pretende impedir un choque frontal con Estados Unidos y Turquía en el cielo sirio. De hecho, el diplomático ruso Vitali Churkin le reprochó al presidente Asad su deseo de continuar la contienda hasta recuperar toda Siria. Si sobreviviera, Asad gobernaría una pequeña región de alauíes y cristianos.

 

Estados Unidos, así, satisfará a Rusia e Irán, pero también a Israel, ya que dicha autonomía estaría desconectada del Líbano y de Hizbolá. Todos los actores del escenario (obviamente, el pueblo no cuenta), salvo Asad, están conformes con esta nueva hoja de ruta.

En su centenario, se revisa el Acuerdo Sykes-Picot bajo el pretexto de “corregir” sus errores: habrá un nuevo reparto de las zonas de influencia entre las potencias mundiales y un nuevo golpe a los cimientos y la estructura política de la región, desde Siria, convertida hoy en la zona cero de la geopolítica mundial.

Y una advertencia: ningún acuerdo con Turquía ­–ni con Dios– parará la avalancha de refugiados que parten hacia la UE, que mientras participa en la destrucción de países enteros, protege su “paz” con púas y muros.

 

*    Nazanin Armanian. Analista iraní instalada en Barcelona. Autora de varios libros sobre la problemática de Oriente Medio, entre ellos Irak, Afganistán e Irán, 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo (Lengua de Trapo, 2007) y El islam sin velo (Bronce, 2009).

 

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