En el aeropuerto encontraron una bomba sin estallar y una kalashnikov. Los atentados fueron reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico, cuatro días después de la detención, en un barrio de Bruselas, del francés Salah Abdeslam, militante de esa organización y uno de los autores de los atentados de París del 13 de noviembre pasado. El gobierno belga decretó la “máxima alerta terrorista”, y en Francia y en Gran Bretaña estaban convocados comités de crisis. Francia envió 1.600 soldados a la frontera con Bélgica y reforzó la seguridad en París y en otras partes del territorio. La estación del subterráneo de Maelbeek, donde se produjo uno de los atentados bruselenses, está a apenas tres cuadras de la sede de la Comisión Europea. La reacción en las capitales de la UE fue unánime. El primer ministro francés, Manuel Valls, la resumió: “estamos en guerra; sufrimos en Europa durante varios meses las consecuencias de la guerra y debemos enfrentarlas con la mayor dureza”. Desde noviembre Francia vive en estado de emergencia, que cada tres meses es prolongado por un período similar. Los atentados belgas fueron aprovechados inmediatamente por todos los partidos de la extrema derecha europea para relacionarlos con la “ola de refugiados” y reclamar el cierre de las fronteras a cualquier inmigrante que desee llegar a Europa proveniente de Oriente Medio (“sea refugiado o no”) y el cese de los acuerdos de Schengen, que establecen la libre circulación por 26 países europeos de quienes tengan nacionalidad de uno de ellos. El gobierno de François Hollande volvió a insistir, en la noche de ayer, sobre su proyecto de quita de la nacionalidad francesa a las personas con doble ciudadanía acusadas de actos terroristas.
El periodista español Joan Cañete Bayle, ex corresponsal en Washington y Jerusalén de El Periódico de Cataluña, escribió en su blog: “Ya los oigo: ‘¿Ves?’, dicen, ‘¿Ves lo que pasa con el buenismo? ¿Ves lo que sucede cuando dejas entrar a hordas de musulmanes? ¿Ves que no se puede abrir la mano? ¿No ves que estamos en guerra y que cuando se está en guerra no se puede dejar entrar al enemigo? ¿Ves cómo el islam es una quinta columna dentro de Occidente?’ Son los mismos que dicen que los medios engañan, que no son niños y mujeres los refugiados que se agolpan en Idomeni sino hombres en edad (y deseo, e intención) de practicar la yihad. Quienes ven a miles de yihadistas camuflados entre ellos, quienes critican a los refugiados si son pobres y no tienen nada o si son clase media y vienen con iPhone. Son los trolls que están llenando las redes de comentarios racistas y los políticos que ponen mohín de ‘yo ya os lo dije’ en sus cuidadosamente redactados talking point. Son los que vinculan el atentado de Bruselas con los refugiados para justificar lo injustificable, para justificar a esta vergüenza de Europa. Son los que nos dirán que estamos en guerra y que para ganarla tenemos que recortar libertades, reprimir a la población y bombardear no se sabe qué objetivos en Siria e Irak”.
Pierre Joxe fue ministro del Interior bajo gobiernos socialistas. Es abogado y hoy defiende a menores “infractores”. Lo que está sucediendo en Francia y en otros países europeos bajo “amenaza terrorista” le parece “peligroso”. “El estado de emergencia es una figura que aquí data de la guerra de Argelia y que habilita medidas que pueden ser necesarias pero que si se prolongan en el tiempo son riesgosas y pasibles de ser explotadas políticamente por un gobierno que está en caída libre.” Se puede caer en un ciclo securitario, dijo, recordando que fue un hombre de derecha, Jacques Toubon, nombrado defensor de los derechos por el socialista Hollande, quien alertó sobre las derivas de “la era de los sospechosos”.