«Esto no es tango, es el SULOV» - Semanario Brecha
Nuevas propuestas tangueras en el Solís

«Esto no es tango, es el SULOV»

Con artistas y público entonando ese cántico se cerraron las dos fechas de Solís a la Sulov,  el espectáculo conjunto de diversos colectivos tangueros que se presentó el fin de semana en la sala mayor del teatro.

Gentileza de Tali Tretiak

SULOV es un colectivo de músicxs que crean, interpretan y versionan el tango desde miradas actuales y diversas, gestionando distintos eventos artísticos», aclaran en las redes sus integrantes, que suman ya casi una decena de bandas. Crear, interpretar y versionar: hubo mucho de eso el fin de semana. Y es que el tango, también en su época, era una especie de prisma a través del cual la realidad, atravesándolo, se refractaba en numerosos matices, tanto musicales como poéticos.

Solís a la Sulov fue un espectáculo dinámico. Ocho grupos de muy diversa índole compartieron la escena, y pudieron verse desde propuestas aguerridas, más a lo Pugliese –como la de Sin Palabras–, hasta un dúo íntimo de piano y voz como Mira la Rama, pasando por formaciones de cuarteto, quinteto y orquesta. Con cada grupo haciendo no más de cuatro o cinco temas, el espectáculo brindaba cierta sensación de mareo, inevitable pero, al mismo tiempo, sugerente de cómo el tango siempre fue un poco cambalachesco (en el mejor de los sentidos). En una misma milonga, a la hora de bailar y escuchar, coincidían –y coinciden– D’Arienzo con Di Sarli y Troilo con Piazzolla.

¿SINDICATO ÚNICO DEL AMOR?

Lo cierto es que la creación de este colectivo estuvo vinculada más a las vicisitudes del trabajo de los músicos que a una propuesta creativa específica a desarrollar. La enorme fuerza organizativa que emerge cuando un grupo de trabajadores se unifica, cualquiera sea el rubro, es a menudo el puntapié inicial de muchas otras empresas que jamás se habrían siquiera deslizado bajo la almohada de cada uno por separado. Es así que el impulso gremial que llevó a algunos músicos de tango a juntarse para no perder el laburo hoy es la fuerza organizativa que les permite presentarse anualmente en el Solís y sostener espacios como la milonga de todos los martes a las 22 horas en el bar La Cretina (Soriano 1236), en la que no solo se presentan grupos pertenecientes al SULOV, sino también muchos otros, siempre bajo el ala del espíritu tanguero.

Para muchos de los integrantes de SULOV que rondan la cuarentena, atrás quedaron sus comienzos como músicos de tango, a principios de 2000, aquellos tiempos de acompañar a algunos de los más sórdidos personajes del tango montevideano de entonces. Para el que quiera escucharlas, las anécdotas que cuentan estos músicos son entretenidas, disparatadas y esperan, sin duda, llegar a tinta sobre papel. Aunque esa sea una época recordada con cierta épica melancólica, hoy estos músicos exploran y muestran sus propias improntas, sus estilos y su mensaje.

SÁBADO

La primera fecha comenzó con la actuación de Hermanos Hernández, un dúo de guitarra y bandoneón de fuerte impronta creativa en el formato canción. Interpretaron temas de su disco debut, Humo (2017), y también de su próximo álbum, La hora de la quema, que será grabado en vivo en el estudio Ciudad Música el 25 y el 26 de setiembre, con público incluido. Es una gran oportunidad para plasmar un aullido de locura tanguera en un fonograma nacional.

Luego fue el momento de Sin Palabras, un trío de bandoneón, piano y contrabajo sumado, hace ya varios años, a la voz de Gonzalo Irigoyen. En su repertorio, que forma parte de su último álbum, Rosado dulce,1 las autorías se comparten igual que la caja a la que alude el título. Y así desfilaron los versos de Miguel Cristo Olivera en «Tango para fumarse todo», los de José Arenas en «Melodía lunar» (que, además, fue el maestro de ceremonias de ambas noches) y una canción de Hermanos Hernández, «Pez eléctrico». Colaboración, préstamo, versión; la coincidencia de los mismos artistas en varios de los conjuntos musicales daba la nota de la fiesta de esa identidad SULOV a la que refiere el título de esta nota.

El estilo barrial y roquero de los primeros dos conjuntos contrastó con la presentación del dúo de piano y voz Mira la Rama, compuesto por Javier Toledo y Paola Larrama, que tiene un repertorio abocado a la temática del desamor, pletórica vía de expresión en la tradición tanguera. Demostrando que el lenguaje del tango puede abrigar y revestir expresiones nacidas en otras latitudes, el dúo versionó también la salsa «Salí porque salí» y se despidió con un toque kitsch interpretando «I will survive», de Gloria Gaynor.

El cierre del sábado estuvo a cargo de Juana y los Heladeros del Tango, que en clave simultánea de homenaje y burla, es decir, de sátira, dieron una pequeña muestra de su nuevo repertorio, que pronto integrará un álbum. Lo burlesco siempre tuvo grandes ejemplos en el tango, y el toque ácido es algo que este grupo sabe conjurar muy bien, criticando la nueva normalidad con temas como «Coronavirus», de autoría propia del grupo; ejercitando el humor negro con «La hoguera»,del español Javier Krahe, y presentando una reversión del clásico de Alberto Castillo «Así se baila el tango». Sobre esta última, en una entrevista meses atrás en este semanario, decían: «A todos nos encanta, excepto por la letra. No podíamos ni hacerla por absurdo, así que la cambiamos por completo».2

DOMINGO

Es recordada esa vieja anécdota tanguera que asignó al dúo de guitarra y bandoneón el calificativo de música de patio. Por unos minutos, el escenario se achicó lo suficiente para albergar la propuesta íntima del dúo de guitarra y bandoneón Morelia, que entre el milongón y la zamba fue colgándole al añil sus primeras estrellas, interpretando temas de su álbum homónimo, así como nuevas composiciones.

La velada del domingo fue continuada por Malbaraje, que, en formato de cuarteto (violín, bandoneón, piano y contrabajo) y con la voz de Larrama, interpretó algunos de los temas que acompañan su disco debut, Del mismo río.3 Con una línea estética delicada, detallista y hasta preciosista, el conjunto deleitó al público con suaves glisandos y decididas variaciones. La voz de Larrama encontró su mejor nivel en la interpretación de «Baldosa floja», una milonga de 1957 justamente revalorizada.

Entre lo que vale la pena volver a hacer brillar y los impulsos creativos nuevos, en el tango siempre hay trabajo por hacer. Hay también talentos dispuestos a hacerlo, incluso con las pocas facilidades a disposición (sin duda, mayores que las que había en 2000). Lo raro no es que haya tantos buenos futbolistas en un país de poca población: apenas enfila medianamente al arco, un purrete ya tiene a toda la barra de tíos peleándose por que se ponga una camiseta o la otra; lo raro es que sigan apareciendo tantos músicos y músicas de tango nucleados en grupos innovadores y desafiantes.

Otros Indios es un ejemplo. El grupo está dirigido por el pianista Federico Araujo y tuvo muy pocas presentaciones en vivo hasta ahora. Presentado como tango experimental, sin duda aplicando unas cuantas lecciones de música contemporánea, dejó el aire enrarecido y a los espectadores preguntándose qué fue lo que pasó luego de la ejecución de «Brindis por Pierrot» en una instrumentación de quinteto piazzollero (violín, bandoneón, piano, contrabajo y guitarra eléctrica), felizmente alejada de las más convencionales versiones de los clásicos uruguayos. De igual modo, el cierre de su presentación con la retirada de 1961 de Patos Cabreros merece que el lector y la lectora vayan y curioseen en Youtube esta propuesta original, prestando atención a las fechas de las futuras presentaciones.

Otro ejemplo de desafío es el de la Orquesta Las Señoras, que, formada exclusivamente por músicas, ejecutó como cierre del domingo un repertorio compuesto por mujeres de ayer y de ahora, un desafío doble en un género típicamente criticado por su fuerte machismo. El conjunto interpretó «Ostinato», de Carla Pugliese; «Ojos de río», de Dani Leste y Victoria Aiello; «Golpe», de Maia Castro; «Soñando», de Paquita Bernardo, y «Cantar del agua del río», de Amalia de la Vega sobre un texto de Juana de Ibarbourou.

La cartelera tanguera sigue dando letra. Es solo cuestión de buscar, arrimarse y escuchar.

1. Véase la crítica del disco en brecha.com.uy/tango-de-la-esquina-rosada/.

2. Véase brecha.com.uy/tango-que-me-hiciste-bien/.

3. Véase brecha.com.uy/vuelta-y-vuelta/.

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