Si las leyes se clasificaran en analogía con los biomas de la naturaleza, la Ley de Urgente Consideración (LUC) –como las leyes de presupuesto y las de rendición de cuentas– sería, por su diversidad temática, una selva. Entre sus 476 artículos, hubo dos que estuvieron agazapados desde su aprobación. No fueron impugnados en el referéndum ni merecieron particular atención en la opinión pública, aunque en el Parlamento la oposición advirtió que eran peligrosos y, por más que sus motivaciones eran de consenso, convenía tomarse un tiempo para estudiarlos. Dos años después, cuando llegó su momento, esos artículos mostraron unos dientes filosos que podrían haber mordido por lo menos unos 400 millones de dólares a las arcas públicas. Justo a tiempo y en un escape ruidoso, el sistema político que l...
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