Richard Ford, frontera y autoficción Canadá, la flamante novela de Richard Ford, comienza con un propósito contundente y revelador: “Primero contaré lo del atraco que cometieron nuestros padres. Y luego lo de los asesinatos, que vinieron después. El atraco es la parte más importante, ya que nos puso a mi hermana y a mí en las sendas que acabarían tomando nuestras vidas. Nada tendría sentido si no se contase esto antes que nada”. De esta forma Canadá desarrolla un modelo de narración que descubre la trama en la primera página. Acto seguido, y durante el resto de la novela, avanza, retrocede, vira en redondo, alarga las frases para volver a valorarlo todo y entregar al lector, con melancolía y tristeza, una versión renovada y más íntima de la misma historia, aproximándose lenta y progresiva...
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