Al parecer el director Steven Soderbergh (Sexo, mentiras y video, Traffic, La gran estafa) estaba viendo la televisión casi azarosamente y vio a dos mujeres rompiéndose la crisma adentro de una jaula, en un combate cuerpo a cuerpo de las llamadas artes marciales mixtas –esas en las que vale casi todo–. Ahí se le ocurrió que la gladiadora-artista marcial Gina Carano podía ser un excelente protagónico para una de sus películas. No es la primera vez que Soderbergh se ilumina de esta manera; de hecho ya había recurrido a la actriz porno Sasha Gray para protagonizar Confesiones de una prostituta de lujo, con buenos resultados.
Carano, debutando como actriz, encarna a una perfecta asesina, una soldado de elite que es contratada por diversos gobiernos para trabajos puntuales. Pero ya harta d...
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