El próximo jueves, en la sala Luisa Cuesta de la Facultad de Ciencias Sociales, se presenta “Un viaje al cante”, de Augusto “Chacho” Andrés, testimonio de una recorrida comprometida, en dos tiempos muy distintos, por la cuenca del Casavalle.
Fue en el “cante de abajo”, cerca de Timbúes y Aparicio Saravia. Más
precisamente, en Burgueño y Timbúes. El cante era chico, creo que de dos o tres
manzanas. Y después, mucho campo vacío que continuaba luego de atravesar
General Flores o Camino Mendoza.
Era un
diciembre caluroso, el de 1968, y faltaban dos días para la Nochebuena. Clima
de niño Jesús y mucho hablar de paz. Se estaban cobrando los aguinaldos y la
gente pensaba en comer y chupar. Despedidas en clubes de barrio y lugares de
trabajo, que terminaban en coros desafinados que cantan retirada...
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