La alianza liderada por el primer ministro, Pedro Passos Coelho, obtuvo el 39 por ciento de los votos, contra 32 por ciento del PS, y sería llamada a formar gobierno por el presidente, Aníbal Cavaco Silva. Siempre y cuando, eso sí, los tres partidos que se ubican en la izquierda, el PS, el Bloque de Izquierda y la coalición de comunistas y verdes, no se pongan de acuerdo, porque juntos llegan casi al 50 por ciento de los votos. Cavaco Silva había dicho antes de las elecciones que prefería que hubiera un gobierno de coalición con mayoría absoluta en el parlamento, algo que por sí mismo ningún partido o alianza alcanza: a la centroderecha le faltan seis puntos para llegar al 45 por ciento de los escaños, que por el sistema electoral portugués le alcanzaría para la mayoría. El problema es que mucho separa a los socialistas de las otras dos formaciones de izquierda del espectro: cuando el PS estuvo en el poder (hasta 2011) también aplicó políticas calificadas de “austericidas” y “neoliberales” por el Bloque de Izquierda y verdes y comunistas, y su último primer ministro, José Sócrates, terminó preso por corrupción. Después el PS viró tibiamente a la izquierda, pero está lejos de un consenso interno para aceptar un gobierno de unión con las otras dos formaciones. Una buena parte de los socialistas se vería inclinada, más bien, hacia un Ejecutivo de “unión nacional” con la centroderecha. Consultada por el diario digital español Público sobre un eventual pacto de gobierno entre las tres formaciones de izquierda, una dirigente del Psoe, partido hermano del PS portugués, dijo que la ve “sumamente difícil, porque mucho separa a los distintos programas”.
Comparando los resultados del domingo con las elecciones de 2011, la derecha pierde 740 mil votos y 28 diputados, mientras el PS recupera 11 diputados, y el Bloque de Izquierda, la formación que más creció, duplica votos y legisladores, al pasar de poco más del 5 por ciento a más del 10 y lograr 19 escaños, contra ocho de la legislatura anterior. Los comunistas y verdes se mantienen en el 8 por ciento. El crecimiento mayor del Bloque (que en el Parlamento Europeo comparte alianza con Podemos e Izquierda Unida de España, la Syriza griega y La Izquierda alemana, entre otros) se dio en las grandes ciudades, como Lisboa, Porto y Setúbal, donde más ha perdido la derecha. La abstención fue también muy alta, cercana al 40 por ciento, un nivel similar al de 2011.