“Se conoce que una vez hervida, una papa de tamaño promedio proporciona aproximadamente la mitad de las necesidades diarias de un adulto en vitamina C, así como importantes cantidades de hierro, potasio y zinc. La papa contiene también vitamina B y proporciona oligoelementos esenciales tales como manganeso, cromo, selenio y molibdeno. Además, su alto contenido en vitamina C mejora la absorción del hierro. Con respecto a su peso en seco, el contenido de proteína de la papa es análogo al de los cereales y es muy alto en comparación con otras raíces y tubérculos”, informan en un reciente artículo varios científicos del Centro Internacional de la Papa (Cip).
Una variedad de la papa dulce (de color naranja, llamada también camote o caroteno) puede aliviar también la deficiencia de vitamina A, por lo que es capaz de combatir la ceguera por malnutrición. Pero lo más importante es que además son cultivos especialmente baratos, ya que crecen en condiciones marginales, se multiplican con facilidad y hasta sus hojas son utilizables.
En las zonas andinas existen cerca de 5 mil variedades de papa, por lo que hay un conocimiento muy específico de sus diferentes características y propiedades. El Cip, organización científica sin fines de lucro, coordinó un proyecto en zonas rurales andinas entre 2011 y 2014 –con fondos de la Unión Europea, y autoridades y socios locales– en el que trabajó con 366 familias de Ecuador, 688 de Perú y 3.094 de Bolivia, en la difusión de conocimientos en cuanto a las variedades y sus nutrientes, la mejora de su producción, la introducción de excedentes al mercado. La idea es convertir a la papa en un alimento estratégico, e introducirla en regiones con pocas posibilidades productivas.
Varias de las grandes hambrunas de la historia pudieron haber sido combatidas con un cultivo tan simple y completo, argumentan. La idea del Cip ahora es internacionalizar la experiencia y llevar a cabo este tipo de trabajos en zonas de África y Asia. ¿El objetivo?: una pequeñez tal como combatir el hambre y la malnutrición del mundo. En diversos países de ambos continentes hay sedes que planifican el radio de acción, y el Cip, en busca de apoyos, es optimista en cuanto a la viabilidad de la iniciativa y su capacidad para implementar cambios culturales drásticos.