Los nuevos modelos de autos eléctricos Tesla con sistema de piloto automático se presentan como una maravilla de la ingeniería automotriz estadounidense, pero lo cierto es que recientemente un grupo de técnicos chinos logró burlar la seguridad del sistema y hackear una de sus unidades.
Un equipo de Keen Security Lab, emblema del hackeo en China –que desde enero trabaja en conjunto con la empresa de videojuegos Tencent–, logró intervenir vía control remoto una unidad del flamante modelo S. Durante la prueba lograron manipular diversas funciones del sistema, tanto en el modo de estacionamiento como cuando estaba transitando.
Estos investigadores consiguieron incidir sobre los sistemas que informan sobre el estado del auto –cantidad de nafta o carga de la batería, por ejemplo–, y fueron capaces también de abrir el maletero, manipular los espejos laterales e incluso activar los frenos del auto en movimiento. Todas estas acciones fueron concretadas a distancia, controlando a piacere esa unidad gracias a las fallas del sistema.
Esas imprecisiones ya produjeron accidentes, uno de ellos fatal, debido justamente a la confianza que los clientes depositan en la autonomía de los Tesla. Según la empresa Business Insider, surgieron ciertos malentendidos a partir de la traducción del inglés al chino en la promoción de estos vehículos, ya que esta función de conducción asistida se describe en China como si el automóvil no necesitase ninguna intervención del conductor, confundiendo tanto a vendedores como a usuarios, que atribuyeron a la máquina más facultades de las que en realidad tiene.
Keen, el grupo de hackers, decidió poner a prueba durante tres meses distintas variedades del modelo Tesla S, empleando autos no modificados para demostrar lo factible de un ataque externo. Los resultados generales fueron difundidos mediante un informe y un video en Youtube, explicando cuáles son los puntos vulnerables de la seguridad de este software inteligente, mientras que los detalles técnicos serán exhibidos luego de que se solucionen estos fallos.
Las observaciones fueron también enviadas al equipo de seguridad de la empresa fabricante, para que ésta haga las modificaciones necesarias que garanticen la seguridad de los usuarios. Desde Tesla Motors las recibieron de modo proactivo: reconocieron las falencias y comenzaron a trabajar en el desarrollo de una actualización del software.
De todos modos, la empresa automotriz emitió un comunicado para tranquilizar a los usuarios, explicando que el riesgo es muy bajo. Aun así, asumieron el compromiso de trabajar en conjunto con el laboratorio Keen para perfeccionar el sistema.
Sin embargo, el detalle inherente a estos nuevos automóviles, más dependientes de computadoras que de personas, es que el riesgo de un hackeo es real. Existía ya un antecedente, reportado a comienzos de este año por la revista Wired, en el que ingenieros informáticos lograron intervenir un Jeep Cherokee de forma remota cuando circulaba por una autopista a 112 quilómetros por hora. En este caso consiguieron controlar el aire acondicionado, además de inhabilitar la trasmisión y el acelerador mientras marchaba.
Para evitar esta situación, desde el equipo Keen recomendaron mantener los softwares actualizados con la última versión, para mejorar la eficiencia y seguridad del vehículo. Esta sugerencia la extendieron a la totalidad de los clientes de Tesla, ya que en su informe no descartan que algunas de estas fallas se repitan en otros modelos, además del Tesla S.
Los autos “inteligentes” son muestra de cómo la tecnología se orienta y desarrolla en función de brindar mayor confort. La existencia de máquinas autónomas que simplifican tareas cotidianas ya no es algo del futuro sino parte del presente, pero queda claro que resulta importante mantener atento el ojo humano. Serán sofisticados, pero no infalibles.