El primer festival de cine de Latinoamérica tuvo imprevisibles consecuencias: Carlos Quijano dijo que era una estratagema de Mauricio Litman para impulsar sus negocios inmobiliarios en Punta del Este, los críticos de Marcha que pretendían cubrir la segunda edición del festival se enfrentaron con la oposición del director y Alsina Thevenet terminó expulsado del semanario. El episodio habrá sido un duro golpe para Marcha, no así para el cine. Los 11 críticos que asistieron a Punta del Este terminaron deslumbrados por un ignoto director sueco (pero que ya contaba con nueve largometrajes anteriores), dando pie al Maracaná de la crítica nacional: “Bergman fue descubierto en Uruguay”. También al nacimiento de la revista Film. El editorial de aquel primer número es también legendario: “Film aspira a cumplir varias finalidades. No ser una revista efímera. Informar sobre la actividad cinematográfica en el mundo, sobre las exhibiciones en Uruguay, sobre la actividad de los clubes cinematográficos nacionales y extranjeros. Difundir artículos sobre teoría y crítica del cine, escritos o traducidos especialmente para esta revista. Estar al alcance de todo lector, y no solamente del entendido. Opinar con independencia de intereses comerciales, de relaciones personales y de vanidades nativas. Tratar con respeto los prejuicios estéticos ajenos y sin amor los propios. Publicar las cartas interesantes aunque sean adversas; mirar con desagrado las cartas anónimas aunque sean elogiosas; no discutir sobre opiniones fuera del estricto interés público. No comprometerse en ulteriores declaraciones de principios (sobre cine, estética o periodismo) más allá de la presumible curiosidad del lector”. Lo que la revista no pudo cumplir fue lo de la permanencia; tras 22 números, dejó de publicarse en 1955.
Tuvo una segunda encarnación en 1967 bajo el nombre de Nuevo Film y la dirección de Álvaro Sanjurjo y Luis Elbert. Pero tampoco duró (cuatro números, entre el 67 y el 69). Ojalá la tercera sea la vencida y esta vez la revista se mantenga, aunque el panorama cultural de nuestro país sea mucho más desfavorable que en 1952 y 1967 y a los aficionados al cine y lectores de crítica haya que buscarlos con lupa.
Tercer Film (1) se presentó el pasado 26 de agosto en Cine Universitario, donde Omar de los Santos, directivo de la institución, Juan Andrés Belo, director de la revista, y Gabriel Sosa, su editor, se refirieron a la historia de la publicación, al origen de su nueva etapa y a sus perspectivas.
Gabriel Sosa señaló lo que diferencia a Tercer Film de sus antecesoras: “Esta va a ser monográfica. La crítica de estrenos no tiene mucho sentido en una revista bimensual. Con el aporte de los Fondos Concursables tenemos asegurados seis números. La idea, claro, es seguir, pero hay que ver cómo”.
La continuidad es siempre un problema, como en el pasado, aunque por diferentes motivos. Hoy hay apoyos públicos y la revista es de entrega gratuita, pero si se vendiera sería igual de difícil mantenerla en formato papel. En el libro de Ana Solari Autorretrato de Homero Alsina Thevenet, éste decía respecto a Film: “Hicimos todo lo posible por que Film siguiera, pero era una revista difícil, muy especializada, y pese a que procuramos reducir la prosa a lo indispensable y hacer buenos textos informativos, no había bastante público. El público especializado nos leía, pero ¿cuánto era? Teníamos unos 1.900 y algo de socios, que como tiraje de revista no está mal, pero como no se podía aumentar, no se podía seguir indefinidamente; además, todos tenían otros asuntos que hacer. Todas las revistas de crítica en este país han pasado por esta situación”.
Casi dos mil lectores para una revista de cine en Uruguay es un sueño bien enterrado en el pasado, pero los responsables de Tercer Film están dispuestos a intentar sostenerla.
Tercer Film ya tiene un esquema de sus próximos números, cuyo tema central ya está determinado. Los colaboradores se irán buscando luego, de acuerdo al tema. “Al no ser una revista teórica, tiene que tener un costado periodístico y hay que buscar gente que no solamente sepa del tema elegido sino que pueda escribir de manera amena. Pero hay gente, sólo hay que buscar.”
Hay un porcentaje de los contenidos dedicados a temas nacionales por requisitos explícitos del fondo ganado, pero Gabriel Sosa aclara que, en realidad, “los temas van a ser todos nacionales”. De modo que la “cuota de pantalla” no era necesaria en este caso. “La cuota de pantalla, empezó acá”, bromea Sosa. “Antes de llegar a los cines empezó en la revista. Pero los temas ya eran básicamente nacionales. El próximo número va a ser sobre cine de terror. Y puede parecer raro, pero hay un 60 o 70 por ciento que es de producción nacional.”
De modo que a pesar de ser aparentemente la continuación de sus predecesoras, ésta parece ser una revista de fines y comienzos. Porque este número, involuntariamente, es una especie de despedida a toda una generación de críticos que murieron en el último año. Una despedida, inauguración de la “cuota de pantalla papel” y del cine de terror vernáculo.
“Algunos números van a ser más entretenidos, otros más áridos. Va a haber, por ejemplo, un número dedicado a la distribución, que intentaremos que sea interesante y legible para un público amplio”, dice Sosa, sin advertir que de alguna manera está citando aquel editorial fundacional.
“Este número, que pretendía ser un racconto o un intento de contar la historia de la crítica en el Uruguay, terminó siendo un homenaje y una despedida a valiosísimos críticos que perdimos. Originalmente el número tenía un ‘In memoriam’ a Oribe Irigoyen y a medida que íbamos armando la revista se murió Jaime Costa y ya con la revista entrando en imprenta, Manuel Martínez Carril. No tuvimos tiempo de hacerle un homenaje, tan solo una foto y tres líneas, pero la revista lleva el último artículo de Manolo, justamente sobre la crítica. Termina siendo la despedida de la última gran generación crítica del Uruguay.”
¿Y la nueva generación de críticos? “ No hay nada claro. La generación intermedia, por lo pronto, no llegó a cuajar nunca. Y para peor el año pasado murió Rony [Melzer], un ‘intermedio’ que no estuvo en Film ni en Nuevo Film, un tipo de cincuenta y pocos años. Esa generación, además, era prácticamente unipersonal. Y de los nuevos, todavía no se sabe. En una nota que escribo yo en la revista comento que un crítico joven subió a la web una lista de sus 100 películas favoritas, y es una cosa totalmente canónica. No hay un nuevo criterio o una nueva mirada. A pesar de que se siente parricida la generación nueva sigue siendo una continuación de las anteriores.” Lo que habría que ver es si es una continuación justificada desde el ahora o una manera de “jugar sobre seguro”. “Es que en esa generación intermedia que te decía, hay al menos un tono diferente, otra mirada. Por ejemplo, Guillermo Zapiola tiene una mirada totalmente distinta a las más canónicas. No es un alocado ni un rebelde, pero ciertamente tiene una mirada propia. La generación nueva todavía no sé. También es cierto que cada vez se publica menos.”
Sin embargo, los críticos más jóvenes no creen que haya una crisis de la crítica y señalan que la producción crítica florece en Internet y que hoy los canales son otros. La crisis no sería de la crítica, sino de la prensa tradicional. “Hay un elemento de la crítica que no se menciona mucho, que es el del formato. Si vos sos un crítico de cine te ajustás al formato y periodicidad del medio, sea diario, semanario, radio o televisión. Y ahí desarrollás un lenguaje, una conciencia crítica, una audiencia y una práctica. Si vos tenés todo Internet para publicar lo que quieras, sin medio, sin editor, sin nada, es el equivalente a una charla de café. Eso no es crítica, es opinión. Hay una diferencia importante. En Internet, cuanto más amplio es el espacio, menos formal es la crítica. Creo que la crítica en la web va en desmedro de la función de la crítica como tal.”
Ya que uno de los próximos números de Tercer Film estará dedicado a la distribución, le preguntamos a Sosa si el modelo de apoyo de los Fondos Concursables, orientados a la producción (de revistas, libros, etcétera) no estará fallando en lo mismo que falla el apoyo a la producción fílmica nacional, es decir, dejar desolado el flanco de la llegada al público, de una orientación dedicada a la formación de una audiencia hoy prácticamente inexistente no sólo para el cine nacional sino para otras expresiones, como esta revista. Y es que ni siquiera se trata de “llegar al público” sino también de cómo se llega. ¿Las masas que hoy van a ver ópera y ballet indican que hay un público genuino interesado en el ballet y la ópera? ¿Había decenas de miles de personas que estaban esperando impacientemente a que se terminara el sodre? ¿Sabrán esas personas discernir las virtudes o defectos de la versión del Cascanueces de hoy comparado con los Cascanueces pasados y futuros? ¿No es la educación y la crítica las que juegan un papel determinante en la formación de ese público para que todo no sea un inmenso bluff? “El problema de los Fondos se ve por ejemplo en la historieta. Los fondos tuvieron un gran éxito en propiciar publicaciones de calidad y se generó un movimiento en torno a la historieta, pero no creo que sea sustentable sin los Fondos. No sólo no se genera público, ¿hay materia prima de donde generarlo? ¿Existe la gente a la que le interesa el cómic?”
¿Y existe la gente a la que le interesa una revista de cine? “Limitadamente. No es la gran época del cine. Acá había más de una revista, más estrenos, más contingente crítico, más espectadores interesados. Ahora queda un resto. No creo que si Tercer Film saliera a los quioscos se vendiera. Yo creo que la gente que va al ballet a lo sumo le puede gustar el espectáculo. En cine ese fue el trabajo de la vida de Homero Alsina: estaba convencido de que la crítica es una forma de enseñanza. Hoy la crítica y el público están absolutamente separados, para empezar porque hay sólo islotes de crítica. El puente entre crítica y público no se está generando y tampoco se genera solo. Esta revista va a llegar, a lo sumo, a la gente que previamente está interesada.”
(1). Tercer Film se obtiene, gratuitamente, en Cine Universitario y el bar Andorra. Próximamente se irán agregando otros locales, que pueden consultarse en la página www.revistafilm.com, de donde próximamente se podrá descargar en formato pdf. También es posible suscribirse en la web y recibir todos los números gratis a través del correo uruguayo.