—En 2006 diste forma a una idea de José Saramago.
—Había visitado a mi hermano veterinario de caballos en Sevilla, donde vi un reportaje televisivo a José a propósito del asesinato número 25, en lo que iba del mes, de mujeres a manos de hombres. José respondió que era muy escéptico en cuanto a que el problema pudiera resolverse, que la idea de la violencia hacia la mujer, se practique o no, está enraizada en el hombre, y que soñaba con una marcha de hombres que caminaran por las calles precedidos por un jefe de gobierno, alcalde o autoridad política, asumiendo con la cara levantada, decía él, el dolor de saberse violentos sin querer serlo. “Pero no creo que algo así pueda ocurrir en ninguna parte del mundo”, agregó José. Estaría bueno que ocurriera aquí, me dije, y fui a hablar con Ricardo...
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