Muchos años después, Dalila descubrió que su padre era un harki, un renegado. Traidor en su país de origen y un paria en Francia, Kerchouche fue uno de los 200 mil argelinos musulmanes que combatieron al servicio del ejército francés contra sus compatriotas en la guerra por la independencia de la colonia (1954-1962). Dalila se acostumbró a hablar árabe en casa, francés fuera, y a callar cuando las amigas del liceo, orgullosas, contaban historias de sus padres, antiguos combatientes del Frente de Liberación Nacional (FLN). El de ella era innombrable. En revancha, al volver a casa le reprochaba con violencia al padre su pasado. “Él me miraba triste, sacudía la cabeza, sin replicar ni contradecirme”, recuerda Dalila. Llena de rencor, fue alejándose de la familia: “Franceses sin historia, amab...
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