Esta singular propuesta escénica ofrece una inusual experiencia teatral a niños de 6 a 36 meses. El reconocido director Fernando Toja imprime todo su talento plástico y visual a la puesta para hacerla atractiva y estimulante para espectadores tan puros, en una edad en la que tienen todo para ver y absorber. Y si de juego se trata, es el público más exigente. El equipo se conforma por artistas con trayectoria en el teatro para niños: Colomba Biasco es la responsable del guión de acciones que desarrolla la actriz Carina Biasco, acompañada por la música en vivo de Gustavo di Landro, en una faceta bien diferente a la del tango, donde son conocidas sus presentaciones.
La propuesta busca establecer un acercamiento amigable tanto para los bebés como para los padres. La primera invitación es a sentarse en el piso y ofrecer un espacio de libertad y flexibilidad para el movimiento lógico de estas etapas del desarrollo. La presencia de una sola actriz y de un músico no avasalla a los pequeños, y se crea un espacio intimista que da rienda suelta al juego y a la participación. El agua, el primer elemento natural al que se acerca el niño, es el puntapié creativo de la obra. El escenario está cubierto por un cielo de vasos transparentes que generan una bella imagen plástica, además de provocar un sinnúmero de ideas de interacción con varios elementos: texturas, telas, hojas, flores. Toda la propuesta visual es muy bien apoyada por un diseño de luces que genera sorpresa e interés en cada escena. Los niños siguen los movimientos lentos y las palabras reconocibles de Carina Biasco: viajan junto a ella por las posibilidades de transformación que brindan los elementos de la naturaleza, imágenes que pueblan el mundo que están conociendo.
El músico Gustavo di Landro establece un diálogo constante con la actriz e invita a los niños y sus padres a acompañar sus interpretaciones. En sus intervenciones se apoya el recorrido de la actriz por las cuatro estaciones y su gama de colores, y por las acciones de la vida cotidiana que son atravesadas –como versa el título– por el agua. Es un logro establecer una dinámica cambiante respetando los tiempos de los niños, en edades en que no pueden mantener la atención por muchos minutos en una sola actividad. En el segundo tramo de la obra-juego, los niños son invitados a interactuar y jugar con los objetos de la escena: hojas de otoño, telas, pelotas, instrumentos de percusión, etcétera. A través del agua retoma el sentido originario del teatro como un espacio de juego y recuerda que cualquier elemento puede ser transformado y representar otra cosa desde la imaginación. La obra, estrenada en 2012, lleva varias temporadas en cartel en diversas salas, y el equipo trabaja para el segundo semestre de 2017 en la presentación de su obra Aire. Una puesta imperdible para quienes tienen pequeños en estas edades y buscan acercarlos a experiencias estéticas tan estimulantes como enriquecedoras.