Por “lúcida y atenta al acontecer humano en la palabra y a partir de ella, (por) su depurada voz poética, apegada al mundo natural, a las expresiones artísticas y al transcurrir del tiempo vivido, (y porque) sabe renovar la tradición y afirmar su presencia en la modernidad”, es que le han dado a Ida Vitale el que antes fue el premio Juan Rulfo y, luego de una tormentosa pelea con los herederos del escritor,debió cambiar de nombre por el de Premio a la Literatura en Lenguas Romances de la Fil de Guadalajara, sin que haya menguado su prestigio. Las citadas razones que dio el jurado prueban la competencia con que se ha reconocido la obra y el aporte de la poeta a la cultura. Es infrecuente la justeza –libre de cualquier convencionalismo– con que han calibrado y celebrado la cualidad de los méritos de quien es poeta de la naturaleza, de su lengua y de una tradición más ancha, de su tiempo y del que vendrá. Efraín Kristal, profesor de la Universidad de California que estuvo en el jurado, sumó otro acierto cuando señaló que “su curiosidad insaciable se expresa con una fina ironía, una mirada a veces directa, a veces tangencial, que recupera y reinventa las cosas y nos hace ver de otra manera, con nuevos ojos”.
El premio tiene una dotación de 150 mil dólares estadounidenses y fue otorgado por unanimidad a Vitale entre 62 candidatos en seis idiomas romances: español, francés, catalán, italiano, portugués y rumano. Los tres últimos escritores en ganarlo fueron el español Enrique Vila-Matas (2015), el rumano Norman Manea (2016) y el francés Emmanuel Carrère (2017). Hace tiempo que no se premiaba a un poeta. Ida ha sido la cuarta mujer en recibirlo, precedida por la brasileña Nélida Piñón (1995), la argentina Olga Orozco (1998) y la mexicana Margo Glantz (2010).
“Todo o casi todo lo bueno me viene de México”, dijo Vitale al recibir la noticia en Montevideo. En noviembre viajará al país donde vivió su exilio para recibir el premio en la Feria Internacional del Libro, en Guadalajara. Este nuevo reconocimiento llega para sumarse a los muchos que ha recibido la poeta en estos últimos años: el Octavio Paz (2009), el Alfonso Reyes (2014), el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), el Federico García Lorca (2016), el Max Jacob, de París (2017). Grandes premios para una gran poeta.