El impeachment de la vergüenza - Semanario Brecha

El impeachment de la vergüenza

Los 367 votos conseguidos en la Cámara fueron el primer paso para acabar con 14 años de gobierno petista y con la voluntad de 54 millones de brasileños que votaron a Rousseff en las pasadas elecciones. Los discursos evangélicos y pro dictadura que se escucharon en el Parlamento impactaron a una sociedad que comienza a poner en cuestión su sistema de representación.

Foto: ABr MArcelo cAMArgo

La amenaza del impeachment finalmente se cumplió y el espectáculo que ofrecieron los diputados todavía sigue en la cabeza de buena parte de los brasileños. “Incluso los que hoy se sienten victoriosos se han quedado con un mal sabor de boca”, dijo el profesor de derecho constitucional de la Fundación Getulio Vargas, Oscar Vilhena al diario El País.

De los 513 diputados de la Cámara 367 votaron a favor de la destitución de Dilma y de la admisibilidad del proceso, 137 en contra, siete se abstuvieron y dos se ausentaron. La votación se encaró como si se tratase de una final de Copa del Mundo, una gala de Oscar o una noche de sábado en el desfile de Carnaval de Sapucaí. No faltaron los disfraces con banderas brasileñas, bufandas y carteles de “Ciao querida”, para referirse a la presidenta.

Durante las seis horas de desfile y dedicatorias ninguno de los diputados que defendió el impeachment mencionó el delito presupuestario por el que estaba siendo juzgada Rousseff, quien habría maquillado las cuentas para recibir dinero de los bancos sin todavía haber devuelto préstamos anteriores. La unanimidad en los discursos se dio para nombrar a Dios y a la familia completa de cada parlamentario. Las anécdotas se acumulan pero vale recordar la del diputado que pretendió que fuera su hijo pequeño quien diera el voto por él, o la de aquel que tras dar su voto a favor, volvió al micrófono porque se había olvidado de nombrar a su madre, como si se tratara de un programa de televisión en pleno prime time.

Pero la diputada que mejor ilustró lo que sucedió el domingo fue Raquel Muniz (Psd) que en su exaltado discurso por el “sí” y “contra la maldita corrupción” dijo que Brasil necesitaba políticos como su marido, Ruy Muniz (Psb), alcalde de Montes Claros (Minas Gerais) y según ella “un modelo de gestor”. Al día siguiente la Policía Federal entró en su casa y se llevó preso a su esposo acusado de perjudicar a un hospital público de la región en favor de un hospital privado de su propia familia. “Estamos ante un moralismo al servicio de la inmoralidad”, diputado Ciro Gomes (Pdt). De este modo se explica que Eduardo Cunha, presidente de la Cámara, acusado formalmente por desvío y blanqueo de dinero a la espera de un juicio en el Tribunal Superior Federal, sea quien organizó el impeachment, y que de los 367 diputados que votaron a favor, al menos 299 estén acusados de corrupción. “Brasil está inmerso en un nivel de hipocresía pocas veces visto. Quien es honesto se convierte en criminal, y el corrupto en hombre de Dios”, dijo el filósofo Renato Janine al Estado de São Paulo.

Pero lo más amargo de la jornada lo protagonizó el diputado más votado en Rio de Janeiro, el ex policía Jair Bolsonaro, que dedicó su voto al comandante Carlos Alberto Brilhante Ustra, “el terror de Dilma Rousseff”, según dijo para referirse a uno de los mayores torturadores de la dictadura brasileña, que la mandataria tuvo que sufrir cuando fue presa política.

CONGRESO Y SOCIEDAD. La resaca del domingo fue mayor por el esperpéntico espectáculo que protagonizaron los diputados que por el resultado final que a esa altura ya no sorprendió a nadie. Al día siguiente las redes sociales y los medios de comunicación se preguntaban hasta dónde esos parlamentarios que votaban por Dios y por su madre representaban a sus mandantes.

La representación se antoja difícil cuando de los 513 diputados elegidos en 2014, sólo 35 consiguieron su cargo de forma directa, a través del voto popular. El resto asumió su puesto gracias a la suma de votos de su partido y de otros candidatos que recibieron más de los necesarios y distribuyeron los sobrantes a los amigos de sigla. El número de papeletas estipulado para que un diputado sea elegido depende en cada región y se calcula dividiendo el número de votos válidos entre las plazas que hay en cada estado. Para conseguir un lugar en San Pablo se necesitan al menos 299 mil papeletas. El diputado Celso Russomano (Prb-SP) fue el más votado en este estado, con 1,5 millones de votos y gracias a él se eligieron otros cuatro diputados de su sigla, como el cantante Sérgio Reis, que apenas alcanzó las 40 mil papeletas.

Según João Paulo Stedile, líder del Movimieno Sin Tierra, una encuesta de 2015 muestra cómo en el Congreso hay un 50 por ciento de grandes empresarios, mientras que en la sociedad apenas se cuenta un 3 por ciento. En cuanto a las mujeres, llegan a ser el 51 por ciento de la población, pero en la Cámara su representación no pasa de un tímido 9 por ciento. Negros y pardos suman un 60 por ciento de los brasileños pero son representados por el 3 por ciento de los diputados; y si los hacendados son el 30 por ciento de la bancada del Congreso, en la sociedad apenas alcanzan el 1 por ciento.

A la hora de hablar de valores la sociedad comienza a parecerse más a su Legislativo. Según Alessandro Janoni, director de las encuestas Datafolha, encuestas hechas entre 2014 y 2015 mostraron que el “brasileño tiende a ser más conservador en códigos morales que sus diputados”, moviéndose a la derecha en variables del comportamiento (religión, casamiento gay, aborto) y a la izquierda en temas económicos. Para Janoni, durante la votación los diputados “fueron muy conscientes de a quién enviaban el mensaje” ya que el 86 por ciento de los brasileños asegura que “creer en Dios hace a las personas mejores” y la familia es el asunto que más les preocupa, por encima del trabajo, la religión o los estudios.

La confusión entre la esfera pública y privada que se produjo el domingo remite a una de las estructuras sobre las que se asienta la sociedad brasileña que tan bien denunció el historiador Sérgio Buarque de Hollanda en su clásico Raízes do Brasil: “El Estado no es una ampliación del círculo familiar y mucho menos una integración de ciertos grupos y de ciertas voluntades particulares”. Sin embargo, la Cámara de Diputados mantiene esa característica y está formada por grandes clanes familiares. Transparencia Brasil señala que el 49 por ciento de los diputados tienen familiares vinculados a la política. Este Congreso, además de ser el más conservador desde la redemocratización del país, con mayor peso evangélico, militar y de agronegocio, también es en el que han tenido más fuerza estos clanes familiares. Entre los diputados menores de 35 años el 85 por ciento son herederos de familias políticas, de los cuales casi dos tercios nunca habían sido elegidos en ningún cargo público.

FUTURO INCIERTO. La presidenta salió a hablar el domingo cuando la derrota ya era inevitable. Se mostró preocupada por “el fascismo y la intransigencia que vive el país” y el lunes ante la prensa internacional insistió que era “víctima de un golpe”, pero afirmó que seguiría luchando.

El proceso de impeachment ya está en el Senado y el martes 26 se formará una comisión de senadores que hará una primera evaluación del caso. El presidente del Senado, Renan Calheiros (Pmdb), asegura que respetará todos los tiempos a pesar de las presiones por acelerar el proceso: “En el Senado no va a haber voto en función de lo que quiera la familia, se hará pensando en si hay o no un crimen de responsabilidad”, ironizó. Tras la comisión, el 17 de mayo se llevará a cabo la votación sobre la admisibilidad del proceso. Si los senadores votaran a favor (parece improbable otro resultado) Dilma sería apartada hasta el 21 de setiembre, cuando se haría la segunda votación que daría el juicio por terminado.

Eduardo Cunha advirtió esta semana que paralizará la Cámara hasta la votación del 17 de mayo, fecha a partir de la cual el vicepresidente, Michel Temer, podría asumir el gobierno. En estos momentos el despacho de Temer es el más frecuentado de Brasilia. A lo largo de la semana el líder del Psdb, Aécio Neves, pasó por allí para imponer en el Ministerio de Hacienda a José Serra a cambio del apoyo de la sigla. El grupo de diputados del PR y del PP, que a última hora traicionaron los acuerdos hechos con Lula, también tocaron su puerta inquietos por ver sus promesas cumplidas.

A pesar de tener el apoyo del empresariado y del mercado financiero, el vicepresidente es rechazado por el 68 por ciento de los brasileños. Los posibles cortes de la Bolsa Familia filtrados esta semana en la Folha de São Paulo, y el “duro ajuste económico” que Temer defiende en su programa económico Puente para un Futuro, probablemente aumentará la tensión en las calles, pudiendo no llegar a concluir su mandato. Éste sería el principal objetivo del PT, que tras reunirse este martes con los principales líderes de movimientos sociales articuló un programa de actos contra Temer y el posible “gobierno ilegítimo”. El ex presidente Lula descartó la posibilidad de que Rousseff renuncie y convoque nuevas elecciones en octubre: “No puedo pedirle eso a Dilma, por ahora vamos a luchar desde la oposición y no pararemos hasta 2018”.

Todavía puede haber una nueva vuelta de tuerca para Temer si el Tribunal Superior Electoral (Tse) avala la demanda que indica que el vicepresidente y Dilma recibieron dinero negro de Petrobras para financiar su campaña. El miércoles el Tse anunció que analizaría nuevas pruebas. Si les consideraran culpables, ambos perderían sus mandatos y para mejorar la situación, el tercero en la línea de sucesión sería Cunha.

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