Inclasificable y múltiple - Semanario Brecha

Inclasificable y múltiple

El músico argentino Zelmar Garín es una de las figuras que agitan la rica escena subterránea y experimental porteña, con una música y una actitud que corre al margen del marketing y de los grandes medios, con una libertad y vuelo creativos no limitados por casilla alguna.

El músico argentino Zelmar Garín (nacido en 1976), como lo indica su nombre, es hijo de uruguayo. Una de las formaciones en que actuó, el dúo ¡Ahí Vienen!, fue nombrada a partir de Los que Iban Cantando, por ejemplo. Es una de las figuras que agitan la rica escena subterránea y experimental porteña, con una música y una actitud que corre al margen del marketing y de los grandes medios, con una libertad y vuelo creativos no limitados por casilla alguna. El amplio espectro de su música incluye composiciones estructuradas y también improvisaciones libres, y va desde canciones más o menos convencionales hasta piezas independientes de moldes métricos y armónicos tradicionales. En vivo, a veces hay un componente de performance. Fundó un sello de “música inclasificable”, Noseso Records, que lleva editados casi sesenta títulos (veinte de los cuales son de sus propios proyectos). Y publicó un valioso libro sobre la percusión en la murga porteña.

Ácido Canario es uno de sus proyectos. Iniciado en 2007, cambia de formación y de enfoque más o menos cada dos años, y cada una de sus etapas queda registrada en un fonograma. En la etapa actual, plasmada en el “volumen 6”1 de la banda, participa el cofundador del grupo Nahuel Creche (baterista, pero que en esta versión toca un octapad), Matías Díaz (bajista), Francisco Ferreras (guitarras) y Garín (chatarra, juguetes, percusiones, Monotribe –una especie de sistema integrado para música programable con base en síntesis analógica– y guitarras con pedales varios). El trabajo usó como disparador unos dibujos, usados como partituras gráficas para guiar la creación de las melodías, formas y texturas sonoras.

En tren de etiquetar, se puede decir que es un disco de noise rock. Es decir, uno reconoce estructuras que se parecen a eso que uno acostumbra a catalogar como rock, pero están muy intervenidas por elementos ruidistas y no tonales, tanto en lo horizontal –extensos preludios y posludios que parecen obras electroacústicas– como en lo vertical –la textura relativamente parca de las líneas de voz, guitarra y bajo están rellenadas con un mar de distorsión o de intervención de sonidos sintetizados o modificados, con una notoria atracción por timbres ásperos–. La base percusiva es menos contundente que una batería convencional, lo que quita el énfasis –sin eliminarlo– en el componente saltable-bailable. La voz –también ensuciada electrónicamente– suele estar mezclada bajo, dificultando o, en algunos casos, imposibilitando la plena comprensión de las letras, de las que se van agarrando retazos, pero sin tener la centralidad cómoda “vococéntrica” habitual en la canción. El discurso muchas veces sufre interrupciones o cambios abruptos de carácter. Todo está muy bien tocado y no se trata de una música nada simple, pero no hubo empeño alguno por emprolijar: se dejan pequeños desencuentros o inexactitudes, como parte de una textura que es al mismo tiempo muy industrial y urbana y también muy humana, vital. Lo expresivo, lo fuerte, lo interesante, lo cuestionador, tienen la prerrogativa sobre lo convencionalmente lindo o sentimental. Si hubiera estado entre las pretensiones del grupo, temas como “Templanza” o “Corazón” habrían podido rendir muy bien en el formato de una canción popular más estereotipada (aunque en ese ámbito se destacaría seguramente por la originalidad).

Zelmar Garín se presentará en Uruguay esta semana en distintos proyectos, totalmente distintos entre sí y del disco de Ácido Canario que comentamos aquí. El jueves 3 a las 20 horas estará en la sala Vaz Ferreira en su número de voz y banjo (registrado en su precioso disco Sonido crudo y vegetariano). El viernes 4 a las 20 se presenta en el espacio cultural Alberto Soriano (Aquiles Lanza 1089) con un set de música noise, en un concierto en que participarán también el joven compositor uruguayo Vladimir Guicheff y la veterana de la música contemporánea local Renée Pietrafesa. Y el sábado 5, también a las 20 horas, en Pulpo Rojo (Florida 1215) actuará con Gualicho Turbio, un trío de blues con elementos de garage rock. En Youtube hay videos de todos estos proyectos (y muchos más) vinculados a ese músico fantástico.

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