Hoy en día, la prostitución en China continúa siendo ilegal, y las personas que ejercen el oficio suelen ser hostigadas, perseguidas y arrestadas por la policía, en la calle o dentro de los establecimientos clandestinos en los que trabajan. Ahora, un estudio publicado el mes pasado por Asia Catalyst (organización independiente abocada a la salud de grupos marginalizados en Asia) alertó sobre una nueva realidad: la policía china está considerando la posesión de preservativos como un factor decisivo para arrestar o multar a las prostitutas, o para exponerlas a interrogatorios.
Para el estudio se recabó información a través de entrevistas a 517 trabajadores sexuales, mujeres, hombres y transexuales, además de dueños de establecimientos de servicios sexuales, agentes sanitarios y oficiales de policía. Una de las principales conclusiones es que las prostitutas están dejando de usar preservativos –con las graves consecuencias que ello puede ocasionarles–, con tal de evitar las multas o los arrestos. “Es más probable que los trabajadores sexuales accedan a las demandas de los clientes de no usar condones, que reduzcan los condones que llevan o que no lleven ningún condón en absoluto, o que intenten métodos variados para esconder los condones en escondites secretos”, explicó la directora ejecutiva de Asia Catalyst Karyn Kaplan. El estudio publica cifras que señalan la gran diferencia entre los trabajadores sexuales que nunca fueron interrogados por la policía y los que sí, respecto a su utilización sistemática de condones. Mientras en el primer grupo el porcentaje es de 75,9 por ciento, en el segundo cae a un 47,7 por ciento.
Se señala asimismo la gran contradicción que suponen las políticas sociales del gobierno chino: por un lado, la Comisión Nacional de Sanidad y Planificación Familiar se ocupa de la distribución de preservativos para evitar el contagio y la propagación del Vih y otras enfermedades de trasmisión sexual (en 2015, la sífilis y la gonorrea se encontraban entre las cinco infecciones más propagadas en China) y, por otro, la posesión de estos es severamente castigada por las fuerzas del orden.