José Díaz, un internacionalista – Semanario Brecha
Su legado al internacionalismo de izquierda

José Díaz, un internacionalista

Hace pocos días falleció el compañero José Díaz, amigo, conocido y referente del Partido Socialista de Uruguay, de la Fundación Vivian Trías y de la izquierda uruguaya en general. Sus legados son múltiples. Aquí lo recordamos a partir de su importancia para la constitución de un internacionalismo de izquierda contemporáneo.

Acto del Partido Socialista, en setiembre de 2024. Focouy, Federico Gutiérrez

Sus inicios en la militancia estudiantil coincidieron con la irrupción de la Guerra Fría y la oleada anticomunista de 1948. Como arachán, fue delegado en el primer congreso de estudiantes del interior e impulsó la «línea federacionista», que lo llevó a integrarse al año siguiente en la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) como parte de la Federación de Estudiantes del Interior. Sus dos primeras experiencias internacionales fueron en la FEUU: viajó a Bolivia, junto con líderes estudiantiles del Movimiento Nacional Revolucionario, y a Nigeria, como delegado a la Conferencia Internacional de Estudiantes que tuvo lugar en Ibadán (1957), donde recordaba haber impulsado la expulsión de los estudiantes franquistas participantes.

Impactado por las revoluciones boliviana y cubana, así como por el derrocamiento de Jacobo Árbenz en Guatemala, desde el socialismo Díaz siempre decía «privilegiar las relaciones latinoamericanas». Efectivamente, en las décadas siguientes estrechó vínculos con Acción Democrática de Venezuela, con los febreristas paraguayos y con los socialistas argentinos y chilenos. De este período recordaba especialmente el impacto que le causó escuchar a Fidel Castro (fue delegado uruguayo ante la Organización Latinoamericana de Solidaridad, OLAS) y a Salvador Allende (invitado a su asunción como representante del proscrito Partido Socialista de Uruguay [PSU], a través de la interlocución ofrecida por el Partido Demócrata Cristiano, liderado por Juan Pablo Terra).

Luego del exilio en España, Díaz fue también fundador y primer secretario de la Coordinación Socialista Latinoamericana en 1986. Del diálogo y el aprendizaje de otras experiencias latinoamericanas resultó su firme apuesta democrático-socialista para la transformación de Uruguay, en cuya construcción de hecho participó desde el PSU, al ser un actor destacado en la fundación de la Unión Popular (1962) y el Frente Amplio (1971), así como del primer gobierno de este, siendo ministro del Interior entre 2005 y 2007.

La actividad internacionalista de Díaz no se ciñó a la política: también fue un importante promotor del debate intelectual sobre lo que sucedía en el mundo y la región, en una suerte de praxis internacionalista que definió su trayectoria. En este campo, participó en diversas iniciativas, entre las que se destaca la colaboración mutua con el profesor Carlos Machado. Su legado en este sentido incluyó a la Fundación Vivian Trías (FVT), que fundó en 1995, erigida posiblemente como la más importante organización social de izquierda, abocada al análisis y el debate de la realidad social con una perspectiva internacional y regional. A través de la FVT, Díaz se mantuvo como un articulador desde Uruguay con procesos de liberación nacional de diversos rincones del mundo. La fundación se erigió como una segunda casa para representantes y amigos de estos movimientos en Uruguay, como Alejandro Hamed, Emiliano Gómez López y Nadya Rasheed, al mismo tiempo que en conferencias, cenas y eventos se recibía a personalidades como Alberto Methol Ferré, Alberto Couriel y Hugo Manini Ríos, lo que la proyectaba como un foro de intercambio allende el socialismo e incluso la izquierda. Los legados de Díaz –el personal y el que sembró a través del PSU y la FVT– repercutieron tanto en el ámbito político como en el intelectual.

En un campo como el de las relaciones internacionales, usualmente hegemonizado por visiones formalistas que acaban reforzando el statu quo, Díaz fue un promotor del debate político sustantivo. En sus últimos días, en ocasión del genocidio en Gaza, lo vimos nuevamente como constructor fundamental de una solidaria visión internacionalista, antimperialista y anticolonialista en la izquierda uruguaya: en el partido –con el PSU– y en la calle –con la Coordinadora Palestina–,
también en la academia y en los movimientos sociales –incluida la Fundación–, para promover visiones críticas acerca de lo que sucede en el mundo. En un conversatorio por el fin del genocidio en Palestina el 25 de junio, José Díaz dejó su último aporte al debate público: «Nunca lo he invocado, pero ahora me siento en la necesidad de hacerlo como socialista de patria grande, como frentista de toda la vida, como fundador del Frente. Les pido a todas mis compañeras y compañeros que cerremos filas en una clara definición por Palestina libre. ¡Viva Palestina libre! ¡No a la guerra! ¡Viva el socialismo!».

Una de sus virtudes era expresar sus posicionamientos de forma clara y sin ambages. En ella se afirmó para erigirse como referente del internacionalismo socialista en Uruguay, una obra colectiva iniciada por la solidaridad de los primeros movimientos obreros del país; continuada por Emilio Frugoni y su visión crítica de la Unión Soviética; por Vivian Trías y su giro latinoamericanista, antimperialista y anticolonial; por Reinaldo Gargano, quien desde la Cancillería hizo prevalecer la integración regional por sobre los tratados de libre comercio en la definición del interés nacional uruguayo, y por Guillermo Chifflet, quien desde el Parlamento denunció la absurda participación de Uruguay en la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, trazando así un límite entre multilateralismo y colonialismo. Este recorrido, enriquecido por el legado de Díaz, se constituye hoy como una tradición propia en el pensamiento internacional uruguayo y de izquierda, capaz de entender las relaciones internacionales y la política exterior desde una mirada socialista, a la par de las visiones más tradicionales (universalismo colorado y realismo «resistente» herrerista). Díaz se suma hoy a los referentes históricos del internacionalismo socialista uruguayo a través de una praxis internacionalista articuladora de teoría y práctica, conocimiento y militancia, solidaridad y compromiso.

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