Desde que el afroamericano George Floyd se extinguió en Mi-nnesota bajo la rodilla de un policía blanco el 25 de mayo, las protestas en todo el país contra la brutalidad policial se enriquecieron con el hartazgo por la persistente discriminación racial. También ha añadido combustible la pandemia, con el contagio de más de 6 millones de personas y la muerte de más de 186 mil por covid-19.
Ninguno de estos tres problemas puede atribuirse, directamente, al gobierno del presidente Donald Trump. Los dos primeros son de larga data, y el tercero es, como dicen las aseguradoras, «un acto de Dios». Pero Trump, quien sigue a la zaga del candidato presidencial demócrata Joe Biden en las encuestas de alcance nacional, se las ha arreglado para mezclarse en la lid de forma tal que, cada vez más, ahora l...
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