Llueven bombas sobre Gaza y cohetes en el sur de Israel, la gente está muriendo y los hogares están siendo destruidos.Otra vez.Una vez más, sin ningún propósito. Otra vez con la certeza de que después de que todo haya terminado, todo seguirá esencialmente igual que antes.
Pero casi no puedo oír las sirenas que advierten de los cohetes que vienen en dirección a Tel Aviv. No puedo quitar mi mente de lo terrible que sucedió en Jerusalén.Si una pandilla de neonazis hubiera secuestrado en la oscuridad de la noche a un niño de 16 años en un barrio judío de Londres, lo hubieran acarreado a Hyde Park, lo hubieran golpeado, le hubieran vertido gasolina en la boca, lo hubieran rociado y le hubieran prendido fuego, ¿qué habría pasado? ¿No habría explotado el Reino Unido en una tormenta de ira y ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate