La batalla de las palabras - Semanario Brecha

La batalla de las palabras

Daesh es el acrónimo en árabe para designar al Estado Islámico, y surge de la expresión Al-Dawla al-Islamiya al-Irak al-Sham (Estado Islámico de Irak y el Levante1), lo que en inglés sería Isil (Islamic State of Irak and the Levant) o Isis (Islamic State of Irak and Siria), y cuyas siglas en español serían Eiil o Eiis, que por fortuna se simplifica en EI. Pero lo que ha trascendido es que la sigla Daesh en árabe tiene en sí misma una connotación negativa o directamente peyorativa para los yihadistas. Por esta razón varios gobiernos se han unido en lo que se ha dado en llamar una “batalla de palabras”, en la cual sustituyen en sus discursos al “Estado Islámico” o “Isis” por “Daesh”. Tanto el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, como el presidente Barack Obama han adoptado la expresión para referirse al EI, y el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, señaló que ya “hay un acuerdo entre todos los ministros de Asuntos Exteriores de la UE y de la coalición de llamarle Daesh”, según informa Infobae. El gobierno francés hizo un llamamiento a los medios de comunicación para que ellos también utilizaran el término como arma lingüística (con la salvedad de que en francés es Daech). En esa lengua la palabra suena además parecido a déche (miseria), y también a tache (mancha).

En árabe el término se asocia a daes (el que aplasta algo), y a dahes que significa “intolerante” o “el que siembra discordia”. En el EI esa palabra está prohibida, ya que se considera lenguaje del enemigo. Según informó Associated Press, han ejecutado a varios de sus ciudadanos por enunciar la palabra, y han amenazado con cortarles la lengua a quienes vuelvan a hacerlo.

Ya en setiembre de 2014 el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, había señalado la pertinencia de cambiar la designación: “Es un grupo terrorista y no un Estado. No recomiendo usar el término Estado Islámico porque desdibuja las líneas entre islam, musulmanes e islamistas”, perjudicando así a un sinfín de practicantes del islamismo al asociarlos injustamente con la violencia de los yihadistas. Además, designando al Daesh como Estado Islámico se le estaría dando un crédito inmerecido, argumentaba, ya que ni se trata de un Estado, ni es islámico. El secretario de Estado de Seguridad de España, Francisco Martínez, señaló que “el objetivo de que se autodenominen Estado Islámico para que los demás les llamen así es el de ‘legitimar su organización como la única del territorio, la hegemónica y todopoderosa, separándose así del resto de las formaciones terroristas’”. Eludiendo la palabra “Estado” se le quitaría su legitimidad, a pesar de que el Daesh efectivamente tiene ciertas características de un Estado: ocupa grandes extensiones de territorio, controla sus recursos, regula la vida comunitaria y hasta cobra impuestos. Pero ciertas definiciones de Estado incluyen como elemento su necesario reconocimiento como sujeto de derecho internacional, y precisamente esta cuestión crucial parecería ser la clave de este interesante juego de palabras.

Menos analítico y más directo, el primer ministro de Australia, Tony Abbott, declaró que se referiría al grupo sólo por el nombre Daesh, porque “Lo que no les gusta a ellos tiene un inevitable atractivo para mí.

1. Región cercana a las costas orientales del Mediterráneo.

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