cuando en junio de 2015 el Tribunal Supremo de Justicia de Estados Unidos legalizó, en todo el país, el casamiento de parejas homosexuales, desde los sectores más tradicionalistas se elevó el clamor advirtiendo sobre esa expansión del concepto de matrimonio. Cuando el casamiento no es ya un asunto exclusivo entre un hombre y una mujer, argumentaron los conservadores, los extremistas sin moral buscarían más ampliaciones: la legalización de la poligamia y la poliandria, el incesto entre adultos o, ¿por qué no?, la bestialidad.
Lo que ha ocurrido, en cambio, es una multiplicación de nociones sobre la sexualidad que, según la guía de lenguaje inclusivo de la Fundación del Español Urgente, cuenta una veintena de identidades, orientaciones y preferencias sexuales, una fluidez cubierta por la sigla LGTBIQ+.
Cuando, en junio de 2022, el Tribunal Supremo de Justicia anuló la legalidad del aborto, a nivel federal, desde los sectores más militantes por los derechos de la mujer se elevó el clamor advirtiendo que esa decisión llevaría a la muerte de miles de mujeres por abortos clandestinos y era un primer paso hacia la prohibición de los casamientos de personas del mismo sexo y, eventualmente, de los anticonceptivos.
La edición más reciente de #WeCount, que publica la Sociedad de Planificación Familiar, indica que cada mes en Estados Unidos ocurren casi tantos abortos como los realizados antes de la anulación de ese derecho por el Supremo federal, que permitió que cada Estado adoptara sus propias políticas. No ha habido informes de muertes por abortos clandestinos y las mujeres que deciden hacerse uno, pero que viven en un estado que lo prohíbe, se las arreglan para viajar a otro estado donde el procedimiento es legal.
La decisión del Supremo de Alabama está acorde con la noción de quienes se oponen al aborto según la cual existe una persona humana desde el momento mismo de la concepción.
Los legisladores, en al menos otros seis estados, han propuesto iniciativas similares a una ley en Georgia que permite que las mujeres hagan gestiones para obtener pensión alimenticia a partir de la fecha de concepción para cubrir los gastos del embarazo. Georgia permite que las parejas tramiten una deducción impositiva por hijo desde antes del nacimiento.
Estas medidas que, por un lado, son de beneficio para las madres, se sustentan en la noción de que el embrión es ya una persona con derechos humanos. La plataforma Plural, que hace un seguimiento de las iniciativas legislativas, señala que, en al menos 15 estados, hay proyectos de ley que promueven derechos y protecciones constitucionales del feto.
IN VITRO
Aproximadamente el 2 por ciento de los nacimientos anuales en Estados Unidos es resultado de la fertilización in vitro, un tratamiento para la infertilidad, una afección por la cual muchas parejas no pueden embarazarse después de intentarlo al menos por un año. La fertilización in vitro también puede utilizarse para evitar la transmisión de problemas genéticos a los hijos.
«Durante la fertilización in vitro, se toman óvulos maduros de los ovarios y se fertilizan con esperma en un laboratorio», según la Clínica Mayo. «Luego se realiza un procedimiento para colocar uno o varios de los óvulos fecundados o embriones en el útero, que es el lugar donde se desarrollan los bebés. Un ciclo completo de fertilización in vitro dura entre dos y tres semanas. A veces estos pasos se dividen en diferentes partes y el proceso puede tardar más tiempo.»
Durante el proceso la mujer recibe medicamentos que promueven la maduración de varios óvulos. El procedimiento produce varios embriones, que se conservan congelados, se pierden en intentos frustrados de implantación en el útero o son destruidos cuando ya no han de usarse.
Algunas clínicas de fertilidad en Alabama han suspendido el envío de embriones a otros estados mientras sus abogados sopesan las implicaciones legales del fallo del Tribunal Supremo estatal. En al menos tres clínicas, algunos pacientes habían considerado llevar sus embriones a otro estado para continuar el proceso, pero se les informó que esa opción no está disponible.
La Universidad de Alabama en Birmingham, que suspendió sus servicios de fertilización in vitro, anunció que, hasta que se aclare el panorama legal, no enviará embriones a otros sitios. «Comprendemos que algunas pacientes quieran transportar sus embriones a otra clínica», indicó un comunicado de la universidad. «Las compañías que transportan embriones también evalúan los riesgos vinculados con el dictamen del Tribunal Supremo y buscamos identificar una compañía que esté dispuesta a hacerlo tan pronto como sea posible.»
ENCRUCIJADA REPUBLICANA
Los políticos republicanos se declaran, casi unánimemente, aunque con matices, como contrarios al aborto, y el caudillo del Partido Republicano, el expresidente Donald Trump, se atribuye como uno de los logros mayores de su gestión la colocación en el Tribunal Supremo de Justicia de una mayoría conservadora. Es una posición respaldada con fervor por la porción de ciudadanía más tradicionalista, pero no es la opinión que tiene la mayoría los estadounidenses, que favorecen la legalidad del aborto dentro de las 16 semanas de la gestación, y con excepciones por incesto o violación. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, alrededor del 4 por ciento del millón de abortos anuales en el país ocurre pasada la decimosexta semana de gestación.
Al tiempo que otros estados, con gobierno republicano, consideran medidas similares a la de Alabama, las encuestas muestran la oposición de los votantes –y, en especial, de las mujeres– a esas intromisiones en un asunto tan personal e íntimo como la familia.
Desde el fallo de Alabama, numerosos republicanos, que ocupan puestos electivos o se candidatean para alcanzarlos, han buscado distanciarse del asunto. «Como alguien que ha bregado para quedar embarazada, yo creo que toda vida es un regalo», dijo a CNN la representante Michelle Steel, republicana de California, en la red social X. «Creo que nada es más favorable a la vida que el ayudar a que las familias tengan hijos, y yo no apoyaría una prohibición federal de la fertilización in vitro».
El exgobernador de Maryland y ahora candidato republicano para el Senado Larry Hogan indicó, también en X, que «la fertilización in vitro ayuda a dar a muchas familias la oportunidad de gozar de la alegría de la paternidad y la maternidad, y el gobierno jamás debería oponerse a eso. El fallo de Alabama debe ser anulado».
La exgobernadora de Carolina del Sur y todavía aspirante a la candidatura presidencial republicana Nikki Haley, en declaraciones a la cadena NBC, afirmó que «los embriones son bebés». «Yo tuve una fertilización in vitro. Así es como tuve a mi hijo», añadió. «Una cosa es preservar el esperma o el óvulo. Pero cuando hablas de un embrión, en mi opinión, esa es una vida.»
Pero su rival, Donald J. Trump, en esta parece tener mejor brújula que su retadora. El expresidente declaró que «apoya enérgicamente la disponibilidad de la fertilización in vitro». «Bajo mi liderazgo el Partido Republicano apoyará siempre la creación de familias estadounidenses fuertes y saludables. Queremos facilitar que las madres y los padres tengan bebés, ¡no el hacerlo más difícil!»
Ahora, los embriones
La contradanza
El Tribunal Supremo de Alabama dictaminó que los embriones creados y almacenados para la fertilización in vitro son personas, bajo una ley del estado que permite llevar adelante demandas contra padres y madres por la muerte de sus menores de edad.
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