Estaba cantado, se veía venir, pero de todas maneras la votación del domingo pasado en Italia fue «muy dura, muy triste», dice a Brecha Mimmo Franzinelli. No es banal para un antifascista que una política y un partido que hunden sus raíces en el movimiento creado por Benito Mussolini lleguen al poder en Italia. Y en una fecha cargada de simbolismo: casi exactamente un siglo después de la Marcha sobre Roma de los camisas negras del Duce, a fines de octubre de 1922. «Se aplica muy bien, para describir la situación italiana de hoy, aquella famosa sentencia de Marx de que la historia se presenta primero como tragedia y luego se repite como farsa. No va a haber una segunda marcha sobre Roma, obviamente, pero tampoco hay que minimizar que alguien como Giorgia Meloni acceda al gobierno al frente ...
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