Ahora lo ves, ahora no lo ves. Durante el último lustro y medio, Jaime Roos estuvo en todos lados y en ninguno. Sin prisa pero sin pausa, su discografía volvió a las bateas con la publicación de su Obra completa por el sello Bizarro, al cuidado de Guilherme de Alencar Pinto y el propio Roos. Luego llegó la edición de El montevideano, la biografía oficial, firmada por Milita Alfaro. Last but not least, dos libros fundamentales de la colección Discos, de la editorial Estuario: por un lado, el volumen de Mauricio Rodríguez dedicado a Brindis por Pierrot; por el otro, ese artefacto extraño y fascinante que Torrón le dedicó a Mediocampo. Sin embargo, el artista no aparecía por ningún lado. La paradoja provocó un efecto de orden onírico. Una alucinación colectiva. ¿Jaime Roos existe?
De pronto, ...
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