Hacia fines de la década de 1940 el periódico socialista El Sol informaba sobre las sanciones impuestas a varias trabajadoras de un frigorífico del Cerro por tener un reloj durante el horario de trabajo. Un grupo de obreras había hecho una colecta para comprar el artilugio, que ingresaban a escondidas a la planta, ya que la patronal les negaba la posibilidad de saber la hora. Los obreros de los frigoríficos entraban al amanecer y trabajaban hasta la caída del sol, imitando en la cadena de desmontaje cárnica los febriles ritmos que Charles Chaplin retrató en Tiempos modernos. El mes pasado la galesa Rebecca Galla-gher, con sus cándidos y regordetes 25 años, compró un vestido con motivos florales y cuando leyó las instrucciones de lavado encontró en la etiqueta un mensaje cosido a mano con ...
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