Hoy la actriz de Estación Central se mueve con destreza entre el ritmo avasallante de las series de tevé, los papeles cinematográficos y su gran debilidad, el teatro. Como buena lectora de Honoré de Balzac y las novelas del siglo XIX, Fernanda centra su trabajo en el ser humano y sus circunstancias.
—Los personajes de Balzac han cambiado de vestuario, pero no su esencia: de lo más noble a lo más despiadado, con todos sus matices. Su trabajo recorre buena parte de ese universo que escapa a las verdades absolutas, ¿usted lo vive así?
—En general tenemos mucha dificultad para vernos a nosotros mismos. Hoy, después de tantos años sobreviviendo en esta profesión, sigo siendo una persona interesada en el ser humano. Tengo una dedicación casi maníaca a esta profesión, centrada en el ser humano co...
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