“¿A la capital?”, pregunta el guarda antes de cobrar el boleto. Algún forastero distraído hubiera sentido con este chiste una vaga duda de haberse equivocado de ómnibus. Pero no: el ómnibus acaba de salir de Rivera, ya va jineteando los primeros pozos de la 27, y faltan dos horas antes de llegar a Minas de Corrales. La “Capital del Oro” del Uruguay, título que ostentan con orgullo idiosincrásico los corralenses. Cuando se decía que en Uruguay no había oro, acá muchos ya vivían de explotar el metal –ya en el siglo XIX–, y a principios del XX este paraje fue el foco de una vertiginosa fiebre de oro que atrajo a cientos de inmigrantes de todo el mundo. Cuando generar electricidad a partir de corrientes de agua era casi una utopía, se inauguraba en sus cercanías Cuñapirú, la primera represa hi...
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