En un artículo firmado por la periodista Anna Rhodes, en el periódico británico The Independent, y titulado “Sí, los anticonceptivos tienen efectos secundarios, y es hora de que los hombres también se acostumbren a ellos”, la periodista refiere a un nuevo anticonceptivo masculino inyectable, llamado Vasalgel, que se viene testeando y que hasta ahora venía arrojando resultados que evidenciaban una efectividad del 96 por ciento; casi tanto como la pastilla femenina. Una de las grandes ventajas de la sustancia, con respecto a los anticonceptivos tradicionales, es que bastaría una sola dosis cada dos meses, evitándose así la engorrosa ingesta diaria.
La investigación fue llevada a cabo en la Fundación Parsemus (organización estadounidense de investigación médica sin ánimo de lucro) y publicada en el Endocrine Society Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism. Según se relata, los test del fármaco debieron ser detenidos, ya que 20 de los hombres (de un total de 320) encontraron intolerables los efectos secundarios de la inyección. Se decidió entonces que sería necesario seguir investigando para contrarrestarlos. Los efectos secundarios que se manifestaron en esos pocos casos incluyeron depresión, dolor muscular, cambios de humor, acné y cambios en la libido.
Lo que The Independent viene señalando en varios artículos es que esos efectos secundarios son exactamente los mismos que sufren las mujeres por tomar pastillas. La inyección incluye dos hormonas: la progesterona, que bloquea la producción de esperma incidiendo en la glándula pituitaria del cerebro, y la testosterona, que equilibra la resultante reducción de hormonas masculinas.
Pero lo cierto es que, después de las pruebas, tres de cada cuatro de los hombres manifestaron su conformidad con la sustancia, y aseguraron tener interés en continuar usando las inyecciones.
“Qué triste para estos pobres hombres, que no supieron lidiar con los efectos secundarios con que muchas mujeres tienen que vivir todos los días sólo para evitar un embarazo no deseado. Las mujeres han tenido que asumir la responsabilidad de la anticoncepción desde que la píldora fue lanzada por primera vez en 1962, y todos los efectos secundarios que van junto con ella… Cuando se trata de anticoncepción, la medicina está claramente sesgada a favor de los hombres. (…) El mismo nivel de malestar no puede tolerarse en ellos. Los investigadores ahora van a gastar millones tratando de alterar este medicamento para reducir sus efectos secundarios. Y sólo porque 20 hombres estaban disconformes, todo el trabajo se ha detenido.”
La periodista también recuerda que las pastillas anticonceptivas femeninas suelen tener otros efectos secundarios: incremento del riesgo de contraer cáncer de mama o cervical, de derrames cerebrales, así como calambres, migrañas, aumento de peso, depresión, sangrados copiosos y menstruaciones abundantes y dolorosas, entre otros.
El incisivo artículo remata: “No culpo a los hombres que abandonaron el ensayo. Culpo al establishment médico por tratar a las mujeres como ganado, (y considerar) que deben hacer frente a los riesgos de cáncer y a los coágulos de sangre, para evitar que el mundo esté poblado de bebés no deseados. Sin embargo, no está dispuesto a dejar que los hombres sufran siquiera un ligero dolor de cabeza por ese mismo fin”.