La cadena de cafés Starbucks, con sede central en Estados Unidos, ha sido criticada duramente en los últimos años. Un estudio llevado a cabo en Reino Unido, elaborado por la organización de consumidores Which? había señalado que de las tres grandes cadenas de café instaladas en el país, Starbucks es la que sirve el peor café; también recalcaba la excesiva grasa de sus alimentos; de su oferta de sándwiches, cuatro de ellos superan las 495 calorías (aun más que la hipercriticada Big Mac). La tarta Cinnamon Chip, preparada con canela, por su parte, cuenta con 480 calorías, y eso por no mencionar la magdalena de arándanos de 591 calorías o el vaso “venti” (largo) de chocolate caliente, de 700. Un café “venti” de Starbucks tiene 320 miligramos de cafeína, cuatro veces más que una bebida energética Red Bull. Por su parte, el portal del Daily Mail afirmó que sus bebidas llegan a tener hasta 18 cucharadas de azúcar por vaso. Otro de los aspectos más cuestionados es su estrategia expansiva de emplazamiento en los barrios, su modus operandi consiste en saturar el mercado, promoviendo así el cierre de sus competidores; bares y cafés locales.
Pero hasta ahora no se había señalado otro detalle: el engañoso tamaño de sus bebidas. En marzo de este año, en California, un grupo de consumidores dejaron constancia de que el tamaño de los recipientes en los que se sirve el café vuelve imposible que la capacidad anunciada pueda cubrirse, y que las bebidas latte son, en definitiva, un 25 por ciento más chicas que las ofrecidas en el menú. Se señala además que la multinacional ordena a sus empleados servir el café una pulgada por debajo del borde, reduciendo así los costos.
Quizá como una repercusión de esta demanda inicial, en estos días una consumidora de Chicago presentó otra demanda colectiva –es hecha en nombre de todos los consumidores que hayan ordenado una bebida helada en los útlimos diez años– por 5 millones de dólares contra la multinacional, acusándola de usar demasiado hielo en sus bebidas. En su denuncia, Stacy Pincus señala que la publicidad de Starbucks es engañosa, ya que las bebidas heladas sólo alcanzan la capacidad señalada si se les añade hielo en exceso. De esta manera, una bebida “venti” se anuncia como de 24 onzas líquidas (709 mililitros) pero en realidad sólo tiene 14 onzas de líquido real (414 mililitros), ya que el resto es puro hielo.
Claro está que algunas veces este tipo de denuncias son pertinentes y otra veces responden más bien a cierto afán oportunista. Como sea, es la primera vez que se cuestionan, y se difunden con detalle las proporciones en los ingredientes para la preparación de esta clase de bebidas, que luego son comercializadas a precios desmedidos y excluyentes. El portavoz de Starbucks, Jamie Riley, señaló: “Nuestros clientes entienden y esperan que el hielo sea un componente esencial de cualquier bebida ‘helada’. Si un cliente no está satisfecho con la preparación de su bebida, estaremos encantados de rehacerla”.