Todo surgió a partir de un taller que impulsó en octubre del año pasado en Maipú, Santiago de Chile, la ex chica Mekano (programa de televisión juvenil chileno) y actual consejera regional Kathy Barriga. Allí se les enseñaba a las niñas la forma de reproducir “toda esa femineidad” propia de las princesas, además de “aprender a caminar, aprender a sentarse. Enseñar un poco de protocolo (…) cómo usar los cubiertos y potenciar aquellos talentos que todas tienen, pero que lamentablemente no los manifiestan por miedo, por vergüenza”, según señalaba Barriga al ser entrevistada en el matinal de Chilevisión. El taller encendió la bronca furibunda de muchos internautas y se ganó un aluvión de cuestionamientos e insultos desde las redes sociales.
Fue precisamente como contrapartida que en la municipalidad de Iquique, al norte de Chile, surgió estos días un taller impartido por dos psicólogas de la Oficina de Protección de Derechos de la Infancia (Opd), que ya ha comenzado a despertar cierto interés internacional. Se trata de un taller de “desprincesamiento” de seis módulos, iniciativa por la cual se busca que las niñas de 9 a 15 años que allí asistan crezcan libres de los estereotipos dominantes ligados al género femenino.
En esta nueva iniciativa se proponen actividades como el análisis de canciones y videos, los debates entre las asistentes, talleres de autodefensa y actividades manuales que escapan a los oficios comúnmente reservados para las mujeres. La idea es minar las nociones dominantes sobre los ideales de belleza, la construcción social del amor romántico, la división sexista del trabajo y los frenos impuestos a las niñas en relación con sus propios deseos. Asimismo, se procura dar herramientas para saber manejarse ante el acoso callejero y cómo plantarse en la sociedad, dejando que afloren rasgos de la personalidad sin que nadie pueda sentirse con derecho a censurarlas. Yuri Bustamante, coordinador de la Opd, dijo a Radio Dínamo: “Buscamos entregarles herramientas para que crezcan como niñas libres de prejuicios, empoderadas, con la convicción de que son capaces de cambiar el mundo y que no necesitan tener a un hombre al lado para ello”.