La muerte y el descuartizamiento de una mujer en la ciudad de Macerata se transformaron en un hecho nacional y político. Los sectores fascistas no tardaron en culpar a los inmigrantes en general –sobre todo a los negros– por el caso, y Silvio Berlusconi llamó a deportar 600 mil inmigrantes. En los medios y en las redes la narrativa de la “invasión extranjera” se extendió. Un neofascista aprovechó la ocasión para “vengarse”: agarró su pistola y salió a cazar negros por la ciudad.
Cuando el 31 de enero en las afueras de Macerata, una pequeña ciudad del centro de Italia, cerca del mar Adriático, sede de una antigua universidad, se encontraron en dos valijas los restos de una jovencita, Pamela Mastropietri, de 18 años, nadie pensó que ese hallazgo daría pie a un hecho político y terrorista de ...
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