“Hasta que la muerte nos separe”
El texto que la escocesa Jennifer Hartley escribiera y dirige a partir de su experiencia poniendo en la metodología del teatro del oprimido propuesto por el brasileño Augusto Boal, apela a dos únicos actores para a retratar a una de las tantas parejas que ilustran casos de violencia familiar. Al principio todo luce como el enfrentamiento de esos contrincantes con una platea a la que se dirigen para explicar qué sienten y, quizás, lo que los condujo a ese proceder que el espectador ahora se encargará de analizar y juzgar. Un par de sillas y una mesa en un escenario desnudo no ayudan a concebir que, poco a poco, se instalará allí una teatralidad encargada de explorar momentos de la convivencia de los implicados, un par de miradas a aparentes tiempos mejores,...
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